Gabriel García Márquez dijo una vez que el Periodismo es el mejor oficio del mundo. Y no le faltaba razón, lo sigue siendo a pesar de todo e incluso, de todos. En ese concepto tan amplio del mundo siempre aparecen los kilómetros que separan y que, a menudo, también unen. Tamara Crespo y Fidel Raso nacieron en tierras vizcaínas pero a día de hoy, escriben un periódico desde la más pura Castilla, curiosamente, en la primera Villa del Libro de España.
Poco ha cambiado desde aquel primer número de El Cisco, un periódico que vio la luz a finales del 2001. Por aquel entonces, Fidel Raso y Tamara Crespo llegaron a Urueña con la intención de hacer su vida en el municipio vallisoletano, donde ya vivían Juan Antonio Moreno y Paco Rodríguez, diseñadores gráficos y Joaquín Díaz, etnográfico y director de la Fundación que lleva su nombre. Y entre todos, entre las murallas de Urueña, surgió la idea de crear ‘el periódico más pequeño del mundo’, como así lo definen. Con las ganas de ‘montar un cisco’ -en el mejor sentido de la expresión- nació El Cisco, nombre que también hace honor al cisquero, uno de los oficios tradicionales de la localidad.
En los primeros años, Fidel y Tamara lo compaginaban con su trabajo en El Día de Valladolid, que fue el que les trajo hasta la provincia. Desde el primer momento la acogida fue excepcional, hasta el punto de que los carrasqueños coleccionaban el periódico y guardaban todos los números, 45 hasta el momento. Llegar a ese punto no es tarea sencilla, a pesar de que la experiencia de ambos en la prensa regional y local era larga, debido a que es un tipo de periodismo muy comprometido por la cercanía con los lectores. “Y si el periodismo local es difícil, el hiperlocal ya…”, señala Tamara, “hacer un periódico para una comunidad tan pequeña, de unos 190 habitantes y en la que vives es un gran compromiso”.
En la etapa inicial del periódico, que se edita en formato A-4 y generalmente en blanco y negro, tenía 4 páginas. En ellas plasmaron sus huellas el músico Luis Delgado, el diseñador, Juanan. También el librero Jesús Martínez, de la Librería Alcaraván (la primera y única que hubo en Urueña durante quince años), al que se sumó su pareja, Carmen Navarro. Por su parte, Alison Canosa hizo una sección de recetas con las vecinas del pueblo.
Otros como Joaquín, Presidente de Honor del periódico, escribía algunos editoriales, una sección de personajes históricos e hizo durante un tiempo crucigramas. El biólogo Adolfo Delibes escribió también sobre naturaleza y el historiador Carlos Mier comenzó una sección con los apellidos de Urueña y su origen que aún continúa hoy en día, igual que los obituarios. También recibían colaboraciones de otros vecinos, con ganas de dar su opinión. Sin embargo, en el año 2004 El Cisco dejó de salir a las calles de Urueña aunque volvería diez años más tarde con la misma valentía.
El Cisco vive su segunda etapa
El año 2014 vino cargado de acontecimientos importantes y con la vuelta de los dos periodistas a Urueña, tras diez años de trabajo en Ceuta. Cuando Urueña entró en la Asociación de los Pueblos más bonitos de España, en abril, se les ocurrió hacer un número especial de homenaje a El Cisco, algo que apoyaron desde un principio vecinos, el entonces alcalde Manuel Pérez-Minayo, y Francisco Rodríguez.
Y aunque en un principio iba a ser solo un número especial, con la visita de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, salió un nuevo número a las calles del municipio. Y así, poco a poco, se dieron cuenta de que El Cisco era más necesario que nunca porque la demanda de información no solo no había disminuido, sino que con la llegada de la Villa del Libro, en 2007, había crecido.
De esa forma, pasaron de las cuatro páginas iniciales a doce y a los colaboradores iniciales se han ido sumando otros nombres. La sección de Carlos Mier cuenta con la ayuda del arquitecto Óscar Abril, que escribe sobre arquitectura popular. A partir del siguiente número se va a incorporar un joven columnista vallisoletano, Saúl N. Amado, con artículos de actualidad. “Tenemos todas las secciones de un periódico grande, desde local hasta nacional”, apunta Tamara, “y a veces incluso internacional, ya que es un pueblo con proyección fuera de España”.
La sección de cultura es una de las que suele tener más noticias, junto con la de turismo. Pero sin lugar a dudas, el mayor interés es dar voz a los ciudadanos anónimos: “Nos gusta especialmente entrevistar a vecinos mayores, la memoria viva del pueblo y de épocas no tan lejanas pero muy diferentes a nuestros días”.
Quince años y 45 números dan para muchas noticias, entrevistas y reportajes. También para historias y anécdotas que seguirán vivas gracias a cada entrega de El Cisco y al recuerdo de quienes lo escriben cada día. Hoy Tamara comenta algunos momentos entrañables vividos con personas del pueblo a las que ha entrevistado, desde un pastor a un agricultor, un cisquero, un herrero, un matrimonio mayor, la maestra que lo fue de Urueña durante 28 años, una esposa y madre de pastores. “Es emocionante ver esa historia de Urueña, su evolución, reflejada en estos 45 números”, afirma.
El Cisco en Urueña y en cualquier lugar
Las redes sociales son una herramienta fundamental. Nos permiten llegar a lugares y personas a las que años atrás era impensable llegar desde un lugar como Urueña. Y eso también es un reto al que se enfrentan. “Escribes para tu pueblo pero pueden leerte en cualquier sitio”, reconoce Tamara. A través de ellas, les siguen desde todas partes del mundo, por eso creen que se han convertido en unos buenos embajadores de Urueña y de la provincia.
“Siempre nos han leído fuera de Urueña, sobre todo, hijos del pueblo que viven en otros lugares y ahora ya eso se ha disparado con internet”. Es un trabajo que, desde luego, solo puede hacerse con mucha constancia y una formación específica. “El Cisco es un experimento de periodismo maravilloso”, confiesa, “un reto para cualquier periodista”. Actualmente, cuentan con más de 1.200 amigos en Facebook y más de 700 seguidores en Twitter, un retorno de cariño y aprecio muy gratificante.
Más, si cabe, debido a que El Cisco no se creó con la idea de hacerlo rentable o de generar algún puesto de trabajo. La única financiación con la que cuentan proviene del Ayuntamiento, que paga la edición en papel. “Hemos pensado en hacer una campaña de mecenazgo para que la gente colabore con lo que quiera y pueda y nos ayude a mantenerlo”. De momento, además de su tiempo han invertido dinero. El trabajo que antes hacían en casa, ahora lo realizan desde la librería Primera Página, que es la sede del periódico. Gabriel García Márquez dijo una vez que el Periodismo es el mejor oficio del mundo. Y no le faltaba razón.
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