Al sudeste de la provincia de León, entre los ríos Cea y Valderaduey, se encuentra la villa de Sahagún, etapa destacada del Camino de Santiago y un importante foco del arte mudéjar.
Pasear por sus calles es una verdadera experiencia, admirando sus casas de ladrillo de barro y paja cocido al sol o de adobe, las plazas con soportales, sus palomares, las iglesias de estilo mudéjar o, incluso, los dorados campos de cereal que rodean el municipio.
¿Qué ver en Sahagún?
Monasterio Real de San Benito
La historia de la villa se encuentra unida, irremediablemente, a la de este monasterio. De origen incierto, vivió su máximo esplendor en el siglo XII, cuando formaba parte de la Abadía Cluniacense que había en esos momentos en Sahagún y entorno a la cual se fundó la propia población, llegando incluso a acuñar monedas.
Declarado Monumento Nacional en 1931, actualmente tan solo conserva intactos tres de sus elementos: el Arco de San Benito (data del siglo XVII), la Capilla de San Mancio (del siglo XII, muestra uno de los primeros muros de estilo mudéjar de la Península) y la Torre del Reloj (construida en sillería por el padre benedictino Miguel Echano).
Monasterio de Santa Cruz
También conocido como el convento de las benedictinas de la Santa Cruz, debe su origen a la iglesia homónima del siglo XI.
El edificio actual data del siglo XVI, aunque ha sufrido diversas modificaciones y reformas, sobre todo a lo largo del siglo XIX. Su construcción está realizada en ladrillo y hierro y en ella destaca el contraste entre su sobriedad y las piezas de gran valor que se encuentran en el interior. Entre ellas, se encuentra por ejemplo el retablo de estilo barroco, obra de José Benito de Churriguera o los sepulcros realizados en mármol y madera con los restos del rey Alfonso VI y sus cuatro esposas.
Dentro de sus muros también se puede disfrutar de un museo que contiene una custodia profesional de plata del siglo XVI, además de diversas esculturas, pinturas y bordados.
Iglesia de San Tirso
Es una de las primeras iglesias del arte románico-mudéjar de España. Su construcción comenzó a principios del siglo XII en sillería, siguiendo un estilo románico, aunque se finalizó en ladrillo, siendo sus ábsides laterales realizados en su totalidad de este material.
El templo cuenta con planta basilical, tres naves y tres ábsides de forma semicircular. Aunque, sin duda, lo que más destaca de su estructura es su alta torre, que se eleva sobre el crucero.
San Tirso permanece abierto al público como un pequeño museo de arte sacro. En él también se puede encontrar una impresionante exposición de maquetas de los monumentos de Sahagún a escala, que incluye la desaparecida iglesia de Santiago y una recreación del Real Monasterio de San Benito en el siglo XII.
Iglesia de San Lorenzo
La otra gran joya del románico sahagunino, se encuentra construida íntegramente en ladrillo. Con perfecta geometría de ladrillo morisco, presenta las mismas características arquitectónicas que la de San Tirso en cuanto a planta, naves y ábsides, además de una magnífica torre de cuatros pisos que decrecen en altura.
San Lorenzo data de la primera mitad del siglo XIII y se sitúa en el corazón de la antigua morería. Con planta basilical y una sorprendente cabecera tripartita con los ábsides en forma de tambor, llama la atención su torre de ladrillo, que conjuga perfectamente el espíritu cristiano con las formas decorativas importadas por los alarifes mudéjares.
Iglesia de La Peregrina
A las afueras de la localidad, en una colina, se sitúa este santuario, el cual se trata de un templo franciscano del año 1254. Reconvertido en iglesia, ha sido catalogado como Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural.
Su nombre se debe a su situación como paso de los peregrinos en su camino hacia Santiago de Compostela. A pesar de las reconstrucciones y restauraciones sufridas a lo largo de los años, aún se puede apreciar claramente su estructura mudéjar. Del interior destacan las yeserías moriscas de la sacristía y el retablo de la capilla mayor del siglo XVI.
Iglesia de San Juan
De estilo neoclásico colonial, este templo se construyó en el siglo XVII en honor a San Juan de Sahagún, patrón de la localidad.
La tradición cuenta que se edificó sobre el mismo lugar donde nació dicho santo y que, concretamente, el altar del centro se sitúa sobre la alcoba en la que vino al mundo.
La iglesia consta de una sola nave y crucero, con cinco altares y de su interior destaca el retablo de estilo neoclásico que acoge la urna con los restos de los Santos Mártires Facundo y Primitivo.
Otros lugares de interés
Aparte del gran número de monumentos imprescindibles que contiene la villa, existen más cosas que se deben ver y hacer en el municipio leonés.
Como, por ejemplo, dar un paseo por su plaza mayor, convertida en el punto de encuentro de sus habitantes. Peatonal y de planta rectangular, se encuentra rodeada por soportales que albergan una gran cantidad de bares, restaurantes y pequeños comercios. En ella se puede admirar un quiosco de música y el edificio del ayuntamiento, cuya fachada está adornada con vistosos balcones y el escudo de la ciudad.
Recorriendo sus calles también podemos encontrar sus casas tradicionales, construidas bajo el estilo “a poste y carrera”, que representan entramados de madera en diferentes direcciones y cuyos espacios se rellenan con ladrillos o adobes. Ya sobre el río Cea, tampoco hay que olvidarse del Puente Canto, de origen romano, que fue construido en el siglo XVIII y nos recuerda que forma parte del camino de Santiago por el cruceiro que preside uno de sus lados.
Sahagún. Una villa que merece la pena visitar y recorrer. Impregnarse de su estilo mudéjar, sus impresionantes monumentos, su rica gastronomía o sus llamativas casas tradicionales. Un lugar donde perderse, abrir bien todos los sentidos y disfrutar de cada uno de los atractivos que este histórico municipio ofrece.
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