La comarca de Las Merindades de Burgos atesora tal cantidad de lugares especiales, que necesitarías una gran cantidad de escapadas para ver cada uno de ellos. Y uno de los más icónicos e imprescindibles, es la localidad de Tobera, muy cerca de Frías, que crece al amparo del río Molinar, cuya corriente desciende por un desfiladero dejándonos hasta cinco saltos de agua en una bella simbiosis entre naturaleza y ser humano.
Y, aunque las cascadas del río Molinar son sin duda alguna la seña de identidad de este pueblecito burgalés, no todo se queda aquí, pues también es digno de mencionar la ermita de Santa María de la Hoz, y a sus pies, la del Cristo de los Remedios, que junto con el puente romano-medieval que atraviesa el río, regalan una de las estampas más hermosas y buscadas de la provincia.
Un pueblo entre calzadas y molinos
El surgimiento de esta localidad se debe en parte a su estratégica situación, al ser, este desfiladero, una importante vía de comunicación por donde transcurría una antigua calzada romana que unía La Bureba burgalesa con los puertos del Cantábrico. Esto, unido a la fuerza motriz del río en su precipitado descenso, que era aprovechada para el funcionamiento de unos molinos -razón también del nombre del río-, permitieron a Tobera prosperar.
De hecho, esta energía hidráulica fue utilizada a lo largo de la historia para la producción de papel, que dio lugar a la fábrica de este material más antigua de España, documentada en el siglo XII, y que más tarde, en los siglo XVI y XVII, abastecería a las imprentas de la ciudad de Burgos.
La fotografía más buscada: las ermitas de Tobera
Centrándonos en el patrimonio histórico-artístico del pueblo, la ermita de Santa María de la Hoz es la construcción más destacada, de estilo tardorrómanico y levantada en el siglo XIII sobre los restos de un templo anterior, está compuesta de una única nave decorada con frescos. Además, fue una hospedería en la Edad Media para los peregrinos de uno de los ramales del Camino de Santiago.
Por otro lado, tenemos la ermita más resultona y moderna del Santo Cristo de los Remedios. Esta edificación data del siglos XVII y sobre ella gira una leyenda histórica, que cuenta que un día pasaba el correo de la reina y su caballo se desbocó cuando se encontró a una serpiente en el puente. El mensajero se encomendó al Cristo de los Remedios y se salvó. Agradecido, mandó erigir el santuario, cuyo altar fue el predecesor del actual.
El entorno idílico del paseo del Molinar
Precisamente, desde estos dos templos, comienza un recorrido que serpentea bordeando la ribera del río Molinar, permitiendo ver no solo las abundantes cascadas, sino también las construcciones del pueblo a través de diversos miradores estratégicamente situados.
Puentes y caminos de piedra se entrecruzan con el un río nutrido de agua todo el año -especialmente en primavera- en un recorrido muy fácil de hacer, de media hora de duración aproximadamente, si es que no te quedas hipnotizado por el sonido ensordecedor y el fluir del agua. Todo esto, unido a las pintorescas edificaciones de Tobera, hacen de esta resultona localidad burgalesa un pequeño paraíso, que seguro tendrá un lugar privilegiado en tu memoria.
Qué ver cerca de Tobera
Este precioso rincón comparte mismas impresiones con lugares de alrededor como Frías, la ciudad más pequeña de España, cuyo incólume perfil medieval se levanta sobre un monte presidido por un castillo que parece desafiar las leyes de la gravedad.
Muy cerca también podrás visitar las ruinas del monasterio de Santa María de Rioseco, que pese a su triste desenlace, aún guarda ese tipo de atractivo melancólico que tienen estos edificios abandonados.
Pero, sin duda, lo mejor que puedes hacer al visitar Las Merindades es dejarte llevar por cada uno de sus valles, especialmente los más escondidos, pues en ellos te encontrarás deliciosas sorpresas.
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