Castilla y León es, sin lugar a dudas, tierra de castillos. Para disfrutar de la espectacularidad de estas fortalezas puedes desplazarte hasta Valladolid, la provincia con mayor número de castillos mejor conservados, o también a la provincia de Ávila que atesora numerosos castillos y fortalezas dignos de admirar. Al igual que en estas dos provincias, por referencias históricas y vestigios arqueológicos hoy conocemos que muchos municipios de Palencia contaron con este tipo de fortalezas. Además, una de las formas de descubrir la historia de la provincia de León es a través de los castillos y fortalezas que se encuentran en su territorio. Pero hoy viajaremos hasta la provincia de Salamanca para conocer los castillos y fortalezas más relevantes que debes visitar.
¿Te animas a conocerlos?
San Felices de los Gallegos
Enmarcado en el Parque Natural de los Arribes del Duero, esta localidad salmantina fronteriza con Portugal, cuenta con unos monumentos, historia y tradiciones que reflejan el continuo paso de diferentes reinos e invasiones, y que hacen de este pueblo, un lugar lleno de pequeñas y grandes curiosidades.
La edificación más destacada de San Felices es su espectacular fortaleza medieval del siglo XII, que ha experimentado diferentes ampliaciones según quién pasada por sus gruesos muros. Por sus dimensiones y altura, impresiona su Torre del Homenaje que fue reformada en el siglo XV y que ha sido habilitada para la instalación del Aula de Interpretación del Castillo.
En ella podrás profundizar en la historia de este tipo de fortificaciones de frontera a través de una exposición que recorre sus sinuosos pasillos, escaleras y salas interiores.
Aldea del Obispo
En la localidad salmantina de Aldea del Obispo rayando con Portugal, se encuentra el Real Fuerte de la Concepción: una singular e histórica construcción militar del siglo XVII que te hace replantear el significado de la palabra ruina.
De ser escenario de trifulcas militares entre Portugal y España, el fuerte se ha transformado en un hotel y lugar de descanso. Este baluarte forma parte del conjunto de fortificaciones que vigilaban la frontera entre España y Portugal, o La Raya como la llaman los lugareños. Tanto es así que desde sus muros se advierten las tierras lusas a apenas 500 metros. Pero lo que hace única a esta fortaleza es su difícil visión, pues, aunque está situada en lo alto de un cerro, no es fácil de distinguir.
Para la visita del Real Fuerte de la Concepción caben varias opciones:
Alojarse en el hotel, donde podrás hacer una inmersión absoluta en la historia, forma y vida del fuerte, además de poder disfrutar sin prisas de otros atractivos turísticos y gastronómicos de la comarca
Visita gratuita todos los jueves del año, en horario de mañana de 11:00h a 14:00h.
Ciudad Rodrigo
Bajo el título de “Uno de los pueblos más bonitos de España”, Ciudad Rodrigo combina arte, historia, cultura, naturaleza y gastronomía para proponer al viajero una experiencia única. Destaca el Alcázar Enrique II de Trastámara. Fue construido en la parte más inaccesible de Ciudad Rodrigo, la más alta, escarpada y junto al río, para cumplir con su cometido defensivo.
Data de finales del siglo XIV y en él destaca su torre del homenaje, de tres pisos y visitable desde el interior del edificio. Desde el año 1931 es Parador Nacional, siendo por tanto uno de los más antiguos.
Alba de Tormes
El Castillo de los Duques de Alba es una fortaleza situada en la localidad de Alba de Tormes. Sus orígenes se remontan al siglo XII, cuando el rey Fernando II de León hizo construir una simple atalaya. En el siglo XIII, el rey Sancho IV de Castilla convirtió la primitiva torre en un castillo.
Fue devastado por las contiendas de la época del rey Enrique IV de Castilla y por la de las Comunidades, pero posteriormente el I Duque de Alba de Tormes, García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, lo reconstruyó y lo convirtió en su palacio privado, siendo propiedad de la Casa de Alba hasta la actualidad aunque se conserva tan solo la Torre del Homenaje de las seis que llegó a tener.
Ledesma
Conocido como La Fortaleza, el castillo se levanta al sudoeste de la población. Sus orígenes se remontan al siglo XII, si bien adquiere la forma definitiva con el primer Conde de Ledesma, Don Beltrán de la Cueva, quien en el siglo XV otorga escudo a la villa, como puede apreciarse en la puerta norte de la edificación.
Resulta imponente la imagen del castillo, apoyado sobre la roca granítica que le da solidez. El recinto es de planta irregular, trapezoidal, y está construido en mampuesto y sillares de granito.
Béjar
El Castillo de Béjar es el monumentos más emblemático de la localidad del mismo nombre, conocido también como el Castillo de los Duques de Béjar. Con un pasado estrechamente ligado a la Calzada de la Plata, fue construido a finales del siglo XVI sobre los restos de una antigua alcazaba árabe por orden de los señores de Zúñiga. Aunque a lo largo de los siglos ha sufrido diversas alteraciones en base a los diferentes usos que ha ido teniendo. Eso sí, en ningún momento perdió su sobriedad y elegancia palaciega.
Un palacio como emblema de poder entre la compleja situación geográfica del sur de la provincia salmantina, en territorios a medio camino entre Salamanca, Cáceres y Ávila, que se mantuvo en un pulso constante a lo largo de la Historia, donde los poderes religiosos, civil y señorial dejaron sentir su eco en el espacio vasto del casco antiguo de la villa.
Puente del Congosto
Su origen se sitúa entre los siglos XII y XIII. Se construyó por motivos defensivos, para controlar la ruta que unía Ávila con Ciudad Rodrigo. En 1393, Enrique III concede el señorío del Puente del Congosto a Gil González Dávila, el cual reconstruye el castillo, que sería posada de reyes. El duque de Alba compró el castillo al emperador Carlos en 1539, añadiendo a la torre rectangular el gran cubo que dota al edificio de mayor singularidad.
Monleón
El actual castillo data del siglo XV; la torre, restaurada por sus propietarios, posee cinco pisos, de ellos dos con forjado de madera. Lo más sobresaliente de este castillo es su torre del homenaje. Monleón estuvo amurallada desde su repoblación a finales del siglo XII.
Villanueva del Cañedo
El Castillo de Villanueva del Cañedo se localiza en el término municipal de Topas, en el lugar conocido como Villanueva del Cañedo, localidad hoy desaparecida, en la provincia de Salamanca, (España). Es un castillo de estilo renacentista y que al parecer contiene restos del siglo XI, pero la construcción actual data del siglo XV. El castillo fue declarado Monumento Nacional en 1931. Entre 1958 y 1960 fue restaurado por sus actuales propietarios, la familia Fernández de Trocóniz, la cual ha convertido al castillo, desde el 19 de julio de 2003, en un hotel con 41 habitaciones de lujo.
Miranda del Castañar
La obra del castillo se atribuye a Pedro de Zúñiga. La torre se adosa mediante un pequeño recinto que sirve de antepuerta, junto a una torre con planta en 'D' y a otros restos que podrían pertenecer a una pequeña fortificación anterior. Las troneras circulares pertenecen a las troneras habituales de artillería del siglo XV.
Miranda del Castañar fue fundada como comunidad de villa y tierra hacia 1215. Su muralla, bien conservada, debe datar de esta época. Poco antes de la muerte de Diego de Zúñiga la fortaleza es ocupada por García Alvarez de Toledo, duque de Alba, que consideraba tener derecho sobre ella.
Montemayor del Río
El recinto principal está reforzado con torres redondas y cuadradas, entre las que destaca la del Homenaje. Su perímetro no es excesivo y está rodeado de una simple muralla que cuenta con puerta hacia el oeste, para la defensa de un puente, y por allí, desprendiéndose hacia abajo, se esparce el caserío de la villa.
El interior, donde se encuentran la parroquia y casas anejas, lo llaman El Cortinar. Por la parte de oriente destaca el verdadero castillo y a la vez palacio, con un foso, antemuro en el que se abre un pequeño arco semicircular, entre cubos pequeños, y detrás el recinto principal, reforzado por torres cuadradas y redondas entre las que sube, hacia el norte, la torre del homenaje. La puerta, en ángulo dentro de una torre, tiene dos arcos, uno agudo y otro escarzano, con una garita encima. las ventanas son adinteladas, habiendo perdido varias de ellas la decoración que tenían al exterior, y las almenas están provistas de troneras redondas y saeteras.
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