Esta puede ser una pregunta muy recurrente para cualquier persona que no haya visitado el municipio charro, ya que aparece en un gran número de rankings de “pueblos más bonitos de Castilla y León” o incluso de España, al realizar una búsqueda en Internet. Pero, ¿realmente está justificada tan buena fama?
La respuesta sin duda es: SÍ. Adentrarse en sus calles estrechas, empedradas y sinuosas sorprende desde el primer minuto, enmarcadas además por viviendas de muros de piedra o adobe con travesías de madera. Incluso algunas contienen aún la fecha de su construcción, junto a símbolos cristianos que evocan a épocas en que las desviaciones religiosas daban lugar a duros castigos.
Centrándonos en un ámbito más externo, sus edificios son uno de los aspectos que más llama la atención del municipio: la mayoría de tres plantas, una de las cuales sobresale un poco de la inferior. Este hecho provoca que en los callejones más estrechos, las partes más altas lleguen casi a tocarse. Sus balcones de forja llenan el pueblo de color gracias a las flores (en su mayor parte geranios) que adornan sus balcones.
Pero lo que convierte en especial a un lugar no es solo su parte más superficial, sino las sensaciones que evoca al disfrutar de cada uno de sus rincones. El pintor Joaquín Sorolla, el escritor Manuel de Unamuno o fotógrafos como José Ortiz Echagüe dieron cuenta de ello, utilizándolo de inspiración para algunas de sus obras.
Y es que, aunque La Alberca no cuenta con grandes monumentos, imponentes palacios o un gran número de iglesias, su encanto procede de la arquitectura serrana tradicional. Es decir, de las viviendas de agricultores, ganadores o artesanos. Eso es lo que le da al municipio un ambiente tan especial, llevándolo a convertirse en el primer pueblo español declarado Conjunto Histórico Artístico en 1940.
El mejor plan para realizar en La Alberca, sin duda alguna, es caminar sin rumbo fijo, dejándose llevar por ese ambiente acogedor y la luz que transmite cada una de sus calles, de sus fachadas, sus balcones. Así, además, se pueden encontrar pequeños detalles, como la antigua cárcel, los escudos de la Inquisición y de la Orden de Santiago (que señalan la pasada presencia de estas instituciones) o varias ermitas como las del Cristo del Humilladero (que data del siglo XVII), o las de San Blas y San Antonio.
La Alberca también tiene guardadas sorpresas para los amantes de la naturaleza, ya que el pueblo ofrece unas preciosas vistas de la Peña de Francia, lugar donde en 1434 se encontró la talla de una virgen negra, asociada a muchos milagros e inspiradora de una ferviente devoción. Recorriendo 10 kilómetros, llegando a 1728 metros de actitud, a través del “valle mágico” de Las Batuecas, se puede encontrar un santuario mariano dedicado a la Virgen de la Peña de Francia.
Los alrededores del municipio ofrecen numerosas rutas para disfrutar de la comarca de Sierra de Francia y su interior permite disfrutar de los juegos de luces y sombras que crean sus edificios, del agua de sus furentes de granito, de las flores que engalanan sus balcones y ventanas o de las fachadas de sus casas de piedra con entramados de madera. Una mezcla perfecta, que ha otorgado a La Alberta el título de uno de ‘Los Pueblos más bonitos de España’.
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