En las estribaciones de los Montes Torozos, emerge esta monumental villa alrededor de la mota de la que debe su nombre, coronada por un castillo en ruinas que augura en todo su pesar, una desafortunada historia pero un patrimonio de gran valor resistente ante las tempestades. Todo ello, convierte a Mota del Marqués en una de las joyas más preciadas de la provincia de Valladolid.
De nombre cambiante a lo largo de los siglos ha recibido múltiples denominaciones, siempre presididos por su mota. Se ha llamado Santibáñez de Mota, Valdemota, Mota de Toro, hasta que a finales del siglo XVI, Felipe II otorgara a Rodrigo de Ulloa, propietario del pueblo, el título de Marqués, con lo que la villa recibió su actual mención, “La Mota del Marqués”.
Fueron los Marqueses de Ulloa, los que en el Siglo XVI, construyeron su palacio, conservado excelentemente; hoy es una de los edificaciones más significativas de la villa y la provincia. Renacentista, posee un bello claustro en forma de U, con unos jardines impresionistas, que recrean el pasado admirable del pueblo.
Esta historia, decora las calles motanas, con un meritorio patrimonio religioso, representado mayormente por la Iglesia de San Martín, del siglo XVI, obra de uno de los arquitecto más renombrados de la época, Rodrigo Gil de Hontañón. De estilo gótico-renacentista, destaca por su robusta estructura, su alta torre de cinco cuerpos del siglo XVIII y la portada plateresca en su principal entrada.
Destaca también de su patrimonio religioso, las dos ermitas que posee el pueblo, una de ellas dedicada al Cristo del Humilladero, barroca del siglo XVII, y la otra conocida como la Ermita de Nuestra Señora de Castellanos, de estilo gótico-mudéjar del siglo XVI, donde se resguarda a la patrona del pueblo.
No corrió la misma suerte la Iglesia de El Salvador, también del siglo XVI, en estado de ruinas, y que todavía mantiene en pie la espadaña. Esta se encuentra en una de las laderas que da paso al castillo, que como buenos compañeros de penurias comparten un espectáculo doloroso, que aún en su desgracia guardan una cierta belleza y aprecio.
El castillo, símbolo del pueblo, permaneció hasta 2010 en la Lista Roja de Patrimonio, y que gracias a la movilización y persistencia de los motanos, hoy ofrece una cierta forma en su antigua torre de Homenaje; agujereada y agrietada, pero dando testigo a lo alto del cielo de Mota, de su presencia y antiguo tamaño. Construido en el siglo XIII fue prácticamente destruido en 1810 en la Guerra de la Independencia por los franceses.
Tanto el castillo como la iglesia guardan peculiaridades pese a su estado. Se dice que las verjas de la Iglesia de El Salvador, se encuentran en la ciudad de Nueva York, atestiguando la dispersión y pérdida de un patrimonio que nos pertenece, y que por desgracia nunca regresará. El castillo por su parte, posee la única torre del Homenaje con planta circular de toda Castilla.
Mota del Marqués está aquí, existe; digna y valiente posee la clásica estampa de un pueblo castellano, dibujando un cuadro de osada belleza, que desde la lejanía de sus campos, nos enseña, que pese a las ruinas, el olvido, el pasar del tiempo y todas las adversidades que aqueja Castilla, sigue en pie con dignidad.
Por todo esto invitamos a todos a pasear por las calles de esta villa, y acabar el día en lo alto del cerro, gozando de unas preciosas vistas de la panorámica del pueblo, con los campos de Castilla de fondo acompañados de la luz del atardecer, que aunque parezca difícil por la empinada cuesta, merece el esfuerzo.
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