En nuestra región contamos con un gran número de lugares mágicos, capaces de transportarnos a épocas muy lejanas y que nos invitan a imaginar cómo era la vida en esos tiempos.
El Monasterio de Santa María de Sandoval es uno de ellos. Sus restos, además de contar con una verdadera belleza, logran captar la atención del visitante al instante. Este se ve “en la obligación” de recorrer cada uno de sus rincones, pues en ellos puede llegar a encontrar grandes sorpresas.
Pero, ¿cuál es su verdadera historia?
Localizado en el municipio leonés de Villaverde de Sandoval, este templo es uno de los monasterios cistercienses más importantes del norte peninsular. Además, se considera la joya de la corona del Patrimonio de Mansilla Mayor, sosteniendo la categoría de Bien de Interés Cultural y de monumento vinculado al Camino de Santiago desde 1931.
Este monumento se levantó sobre terrenos donados en 1142 por Alfonso VII al conde Pedro Ponce de Minerva y a su esposa Estefanía Ramírez. Estos, a su vez, se los otorgaron al abad Diego Martínez y a otros doce monjes Bernardos procedentes del monasterio de La Espina (Valladolid) para que fundaran un monasterio cisterciense.
Después de recibir numerosas donaciones y ser poseedor de amplios territorios, entró en decadencia en el siglo XV. En 1592 y 1615 fue pasto de las llamas, por lo que tuvo que reedificarse. La permanencia de los monjes se mantuvo hasta 1835, momento en el que se produjo el exclaustrado con la Desamortización de Mendizábal.
Durante el siglo XX sufrió un deterioro extremo y gran parte de su patrimonio fue sustraído o vendido, por lo que capiteles, columnas y otros elementos de este templo aparecen en otras construcciones del municipio. En esta época, valiéndose de las paredes originales, se edificaron viviendas y pequeñas construcciones para el almacenaje de aperos de labranza, siendo usados durante años elementos arquitectónicos originales como cuadras para animales.
Rasgos arquitectónico de Santa María de Sandoval
El conjunto se estructura a la manera del Císter, es decir, con un gran claustro central en uno de cuyos lados se ubica la iglesia de tres naves y en el opuesto el refectorio, calefactorio y cocina.
Conservándose solamente las paredes principales, se pueden encontrar en el lado perpendicular a la cabecera de la iglesia la sala capitular y la sala de trabajo de los monjes, con dormitorios en la planta superior, así como la zona de celdas monacales de la que tan solo sobreviven los conversos y la panera, con su patio y cobertizos.
Existen numerosas ruinas de construcciones que servían al monasterio como la citada panera-establo recientemente hundida, un palomar de sillares de piedra y planta circular que es pasto de las zarzas y otros muchos elementos diseminados y sin catalogar.
La zona mejor conservada es la iglesia. Tiene planta de cruz latina y se estructura en tres naves, crucero y tra-ábsides semicirculares. La cabecera se compone de tres capillas de planta semicircular, divididas interiormente con haces de columnillas ligadas con los refuerzos exteriores de las mismas y que constituyen una peculiaridad del edificio.
Estado actual
El 9 de junio de 2021, las instituciones anunciaron la salida del Monasterio de la Lista Roja de Patrimonio y su introducción en la Lista Verde, debido a los trabajos de rehabilitación que se han llevado a cabo durante los últimos años. Además, está prevista la instalación de una exposición que sirva de introducción y explicación del propio monumento.
Visitas
La entrada es gratuita y su horario hasta el 17 de octubre de 2021 es:
Lunes y martes, cerrado
De miércoles a domingo: 10:30 a 14:00 y 16:30 a 20:00
También cuenta con visitas guiadas a las 12:00, 16:30 y 18:30 Más información en el teléfono 620 44 95 06, el correo visitas@monasteriodesandoval.com o la página web www.monasteriodesandoval.com
En definitiva, el Monasterio de Santa María de Sandoval cuenta con grandes encantos que radican, precisamente, en un ofrecimiento de esa visión romántica, tan propia de ciertas abadías normadas, irlandesas o galesas, que proporcionan las ruinas.
En España, pese a la gran cantidad de patrimonio que tenemos por metro cuadrado, no somos muy dados a consolidar ruinas, sino a restaurarlas y rehabilitarlas. En este caso, suponía de urgencia realizar esta labor, ya que si no, el estado de abandono en la que se encontraban las hubiese convertido en irrecuperables, lo cual nos habría privado de disfrutar de uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la provincia de León y de la Comunidad.
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