Como un acto de rebeldía para incluir en los “circuitos” de los escritores a las zonas rurales, donde tienen miles de lectores pero que, sin embargo, son siempre las grandes olvidadas. Así nació la iniciativa ‘Mi pueblo lee’- constituida como asociación sin ánimo de lucro desde otoño de 2020- para fomentar la lectura, la igualdad y el patrimonio rural por toda la geografía española creando una gran red rural nacional de festivales literarios.
Detrás del proyecto están Maribel Medina como directora del proyecto y Mónica Cillán, responsable de comunicación de Mi pueblo lee y co-fundadora de ImagoSM en 2012. Presidenta y vicepresidenta, respectivamente, de la asociación. En estos festivales han contado con escritores como Javier Sierra, Rosa Montero, Olga Rodríguez o Juan Gómez-Jurado, que se involucraron en el proyecto desde el primer día. “Otros han ido llegando, pero en cuanto les contamos el proyecto se suman como parte de la rebeldía rural. Entienden perfectamente que es necesario, les gusta reunirse y conocer a sus lectores rurales, con los que es más fácil establecer diálogos y compartir experiencias que en las ciudades”, comenta Mónica Cillán. Por tanto, la experiencia es enriquecedora para ambos: los lectores conocen al autor que les visita y el autor disfruta de forma cercana de ellos, además de conocer pueblos maravillosos.
A ‘Mi pueblo lee’ pueden asociarse pueblos que tengan menos de 10.000 habitantes; también asociaciones, fundaciones relacionadas con el mundo de la cultura y entidades privadas. Actualmente hay 3 pueblos asociados en Castilla-León: La Adrada (Ávila), primer pueblo asociado de la Comunidad; Medinaceli (Soria) y Villarcayo (Burgos).
La vicepresidenta de la asociación, Mónica Cillán, ha destacado que la respuesta está siendo abrumadora, tanto en los pueblos en los que han estado como en aquellos a los que han tenido que aplazar al año que viene la celebración de su festival por falta de fechas disponibles. También ha señalado que en los pueblos que ya han celebrado el festival la asistencia ha sido espectacular, teniendo en cuenta las limitaciones de aforo por la pandemia. “Pero es que la venta de libros de las librerías locales que participan en cada uno de ellos ha sido espectacular, se han vendido más de 4 000 libros en seis meses”.
Al estar presentes en diferentes comunidades autónomas consideran que sí que hay diferencias a nivel institucional, pero no en lo que respecta a los agentes culturales de cada zona. “Todos tienen muchas ganas de hacer cosas, de participar y llevar a sus pueblos actividades y encuentros que revitalicen sus pueblos”. Consideran que el papel de las instituciones sí que es determinante en cómo se difunde la cultura en cada zona. Lo que es cierto es que echan de menos unas bases comunes para todo el territorio, que la inversión en cultura en zonas menos pobladas tenga un obligatoriedad en los presupuestos y que los responsables de cultura “sean realmente personas que la valoren como un bien universal y no como un escaparate”.
Desde el inicio consideraron que, una parte fundamental del proyecto, era dar a conocer el talento local y que lo compartan con sus vecinos. En La Adrada, en concreto, hubo dos encuentros de autores locales. Uno con Juan José Sánchez ,Félix Sacido, José María Pérez y Paco Nogueras. Y otro con Clara Deguines, Ana López y Yedra Domínguez. “En este último nos quedamos impactados de que muchos de los vecinos no supieran que están creando un mundo maravilloso para los más pequeños. Las descubrieron allí”, apunta Mónica Cillán. Y, además, si algo les ha impactado positivamente es la cantidad de iniciativas culturales que hay en cada lugar. “Lo que pasa es que son locales y no tienen repercusión más allá de su zona”. Eso es, en definitiva, lo que busca revertir Mi pueblo lee. Dar a conocer lo que se hace en los pueblos que pongan en valor su patrimonio cultural y compartan experiencias y actividades.
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