Frías es simplemente espectacular. Lo es porque perderte por las calles de este pequeño municipio de Las Merindades de Burgos es como viajar en el tiempo, pues conserva prácticamente intacto el aspecto que presentaba en la Edad Media. Pero impresiona aún más si cabe, con un casco antiguo que se levanta sobre un cerro coronado, en el roquedo más alto, por un castillo que parece desafiar las leyes de la gravedad.
Vértigo. Es una de las primeras sensaciones que te embargan al contemplar por primera vez la roca que levanta a la orgullosa "ciudad más pequeña de España". Un vértigo nacido de la admiración por un lugar que ni siquiera el trascurrir de los siglos ha conseguido alterar. Te preguntas cómo una fortaleza construida en el siglo XII ha permanecido en pie dignamente sobre un terreno aparentemente tan endeble; o cómo unas "casas colgadas" al estilo Cuenca y construidas en toba y madera han desafiado impasibles las leyes de Newton y de la naturaleza.
Frías es la manzana que nunca cayó del árbol. Y damos las gracias por ello, porque eso nos permite disfrutar de uno de los conjuntos medievales mejor conservados de España:
¿Por qué es la ciudad más pequeña de España?
Es quizás una de las curiosidades que más llama la atención de esta localidad burgalesa ¿Por qué es una ciudad? ¿Y por qué es la más pequeña? Para responder a estas cuestiones hay que trasladarse a 1435 cuando el rey Juan II de Castilla concede el título de ciudad que Frías ha mantenido hasta el presente. En esta época gozaba de una gran importancia estratégica al ser lugar de paso entre la meseta y los puertos del cantábrico, convirtiéndose así en un centro comercial, viario y defensivo del reino.
Un título que Frías lleva con orgullo, pese a que actualmente su población no llega a los 300 habitantes, razón de que se considere "la más pequeña de España". Un dato anecdótico que hace aún más pintoresco a este rincón de Las Merindades, y que cada año atrae a miles de turistas a sus calles.
Qué ver de Frías
El castillo de los Velasco, la cúspide de la roca
El castillo de Frías, oficialmente castillo de los duques de Frías y también llamado castillo de los Velasco se erige sobre la parte más alta del cerro de La Muela. Visto en la lejanía, desde el valle a sus pies, ya impone, pero desde cerca deja todavía más ojiabierto, pues parece que sus muros se te van a caer encima. Una percepción que deja claro porque está considerado como uno de los castillos más espectaculares del país.
Aunque la primera mención de la fortaleza de Frías data del siglo IX, el edificio actual comenzó a levantarse en el siglo XII con finalidad defensiva y sufrió diversas ampliaciones y reformas en siglos posteriores. Destaca por su peculiaridad la torre del homenaje, la parte más antigua del conjunto, que está ubicada y enriscada sobre una roca separada del resto de la construcción con defensas y aljibe propios. El resto del complejo está formado por un patio de armas que conserva en su lado sur tres ventanales adornados con capiteles románicos, y la torre donde se emplazó en el siglo XVI o XVII un reloj con campana para el aviso y servicio de los fredenses.
La visita al castillo cuesta 2€, y con ella podrás subirte a lo más alto de sus muros y apreciar unas increíbles vistas panorámica de todo el pueblo y el valle (horarios y días de visita)
Las casas colgadas, el culmen de un conjunto medieval único
Los muros del castillo no son los únicos que hacen malabarismos, pues la situación del pueblo bordeando el cerro que lo aúpa también nos permite contemplar un entramado de "casas colgadas" muy interesante. Se trata de edificaciones de tres o cuatro alturas, algunas de ellas construidas sobre la misma roca, que también cuentan con bodegas, dada la tradición vitícola de estas tierras. Todas ellas transcurren en las calles que ascienden hasta la cima del mismo risco que coronan el castillo de los Velasco y la iglesia de San Vicente.
Pero las "casas colgadas" son solo el elemento más llamativo de un Conjunto Histórico-Artístico declarado y que pertenece, además, a la ilustre lista de "Los Pueblos más Bonitos de España". Pasear por las calles de Frías es todo un placer a la vista, sobre todo porque no hay ninguna construcción moderna que rompa su armonía medieval.
Una muralla rodea el conjunto urbano de forma parcial, y en ella se abrían tres puertas de las cuales quedan dos: la puerta del Postigo y la puerta de Medina.
La ecléctica iglesia de San Vicente Mártir
Si sigues callejeando y ascendiendo por las corrientes de las calles de Frías llegarás a la curiosa iglesia de San Vicente Mártir, de primitiva construcción románica y el principal y más vistoso templo de la ciudad. Se levanta sobre la misma explanada que el castillo, lo que hace destacar sus muros y campanario por encima del entramado urbano.
Pero lo que convierte en peculiar a esta iglesia es su aspecto que presenta diferentes estilos artísticos. Esto se observa especialmente en la fachada y campanario, pues además de las capillas que se añadieron en lo siglo XVI y XVII, la antigua torre se desprendió en 1904 levantándose una nueva, y su portada original románica también fue sustituida, mientras la anterior se exhibe actualmente en el Museo de los Claustros de Nueva York.
Pero, aunque no conserve su estampa original, no deja de ser un edificio muy interesante tanto por fuera como por dentro. Un interior donde se pueden admirar retablos, altares, sepulcros renacentistas, pinturas, así como una amplia colección de imaginería religiosa. Todo añadido a una situación privilegiada que permite divisar buena parte de los valles que rodean el cerro de La Muela.
El puente medieval y otros monumentos clave
Situado en la parte baja a las afueras del casco urbano de Frías y cruzando el río Ebro con sus 143 metros de largo y 9 arcos, el puente medieval de Frías provoca gran admiración al que lo contempla por primera vez. Y no es para menos, pues está considerado como uno de los mejores ejemplos de puentes fortificados de España, y atestigua la importancia que tuvo la ciudad en la Edad Media.
Se trata de un puente de origen romano que fue reconstruido varias veces en los siglos posteriores. En el XIV se le dotó de una torre defensiva en la parte central con el fin de cobrar el pontazgo, un tributo que se cobraba a aquellas personas que querían cruzar el puente, y que al mismo tiempo servía para costear su mantenimiento.
Otros monumentos de Frías dignos de mención son el convento de San Francisco del siglo XIV y el de Santa María de Vadillo fundado en el año 1219 y que también tuvo funciones de hospital. Asimismo, dentro de su patrimonio religioso destaca la iglesia de San Vítores de estilo gótico realizada entre los siglos XIII y XIV.
Tobera, un paraíso entre cascadas
A menos de 2 kilómetros de Frías, pero dentro de su término municipal, se encuentra el pueblo de Tobera, un lugar donde naturaleza y ser humano se combinan de forma espectacular. Su casco urbano se levanta a la orilla del río Molinar, siguiendo su descenso sobre un escarpado desfiladero que nos deja hasta cinco cascadas que pueden verse a lo largo de un paseo de no más de media hora.
Pero hay más, pues en uno de esos rincones que nos regala la naturaleza, encontramos una de las imágenes más buscadas de Castilla y León: las ermitas de Santa María de la Hoz de estilo tardorrománico, y la del Cristo de los Remedios del siglo XVII, junto con el puente romano-medieval que atraviesa el río.
Qué ver cerca de Frías
No es exagerado decir que Las Merindades de Burgos es una de esas comarcas que necesita semanas para poder conocer cada una de las maravillas que esconde. Y cerca de Frías encontrarás muchos de estos lugares, pues es una zona de transición entre la montaña cantábrica y los páramos de la meseta, lo que otorga a estas tierras una gran diversidad de escenarios naturales de incomparable belleza salpicados por pequeños pueblos con iglesias románicas, casonas, palacios, torres y una arquitectura popular icónica.
Ejemplos de ello son los valles de Tobalina y de Valdivielso, destacando del primero la famosa Cascada del Peñón y del segundo las abundantes edificaciones fortificadas que te puedes encontrar en su paraje. Y dentro del patrimonio arquitectónico de esta zona son imprescindibles de visitar dos monasterios: las ruinas consolidadas de Santa María de Rioseco y el monumental monasterio de San Salvador de Oña.
Pero si lo que buscas es románico, sin duda es muy recomendable recorrer la cercana comarca de La Bureba, que goza de una larga colección de iglesias y ermitas de este estilo artístico repartidas por sus muchos municipios.
Comments