A 20 kilómetros de la capital palentina se encuentra una villa española conocida en los últimos meses por su deseo de entrar en el Libro Guinness de los Récords. Para ello, un grupo de vecinos, capitaneados por Clemente Hurtado, tejerá una estera de 825 metros.
Durante un fin de semana del próximo verano, cerca de 600 personas elaborarán con anea trenzas de cinco cabos para recorrer la distancia entre los dos extremos del pueblo, “desde el bar Puerta hasta la estación del tren, pasando por la plaza de España, lo que dará el honor de convertirse en la estera más grande del mundo”, explicó el líder de la aventura.
La historia de Paredes de Nava se remonta a sus primeros pobladores, los vacceos, quienes otorgaron el nombre de Intercatia a su población, formada con otros municipios. De este modo, al recibir los Fueros o Cartas Pueblas, entre 1128 y 1134, de manos del rey Alfonso VII los poblados abandonaron los asentamientos y se concentraron en un único núcleo de población. El topónimo actual deriva del vascuence Parietes que significa llanura o llano y se refiere al resto de antiguas construcciones.
Desde la Edad Media, Paredes conformaba el término municipal más extenso de la provincia palentina, un hecho que le permitió ser localidad con mayor importancia demográfica hasta el siglo XX. Llegó incluso a competir con la ciudad capitalina. Una anécdota de este municipio es que durante mucho tiempo fue conocido por sus quintos, ya que en los sorteos militares aportaba más mozos que las localidades aledañas.
Como ocurre en otros municipios palentinos, el Canal de Castilla fue una importante vía de transporte para los cereales producidos en Tierra de Campos, para lo que Paredes contaba con un complejo de almacenamiento en sus orillas, denominado Casas del Rey.
Otro rasgo importante del patrimonio paredeño se encuentra en los restos arqueológicos que posee, con más de 28 zonas catalogadas de manera correcta, entre ellas La Ciudad, de la antigua Intercatia, y el antiguo poblado de Sahagún el Viejo. Los hallazgos son abundantes, aunque la mayoría están bajo el mando de particulares. Tomás Teresa León, cronista oficial, menciona las posesiones arqueológicas que tenía en la Edad Media la villa, asimismo asegura estar descritas en un manuscrito “unas 800 medallas y monedas y téseras de hospitalidad que se hallaron entre 1869 y 1900. También se han hallado joyas puñales de la Edad del Bronce y del Hierro”. Al no tener un museo arqueológico local sus piezas están distribuidas por la provincia.
En cuanto a su patrimonio artístico destaca el gran número de iglesias que posee, un total de cuatro. La más importante de ellas es la iglesia de Santa Eulalia debido en gran parte a su torre donde convergen el estilo románico, el gótico y el mudéjar, otorgándole un aspecto original. A esto se unen las dimensiones catedralicias del edificio y su ubicación en la plaza principal de la localidad. Hoy alberga el Museo Parroquial con más de 300 obras de arte y uno de los pioneros en el mundo rural. Destacan las obras de artistas del Siglo de Oro español, junto al retablo mayor, obra de Esteban Jordán con tablas de Pedro Berruguete. Además, aún se conserva uno de los cuatro órganos ibéricos que tuvo Paredes de Nava y que se puede escuchar durante los conciertos del verano.
La iglesia de San Martín acoge el Centro de Interpretación de Tierra de Campo y la Oficina de Turismo. El templo fue construido en el siglo XV y reformado en el XVII. Su torre, de estilo mudéjar, ha sido acondicionada para permitir la subida al mirador, uno lugar para contemplar la extensa llanura.
Santa María se levanta cerca de lo que hasta el año 1412 fue la aljama más importante de la comunidad judía residente en la localidad. Conserva en su interior otro de los órganos ibéricos de la villa. Relacionada también con el mundo judío estuvo la iglesia del Corpus Cristi, una sinagoga transformada en iglesia tras la expulsión de los judíos en 1492, de ella solo se conserva su nombre en una de las calles de la villa.
Del siglo XV, con resto del XIII y reformada en el XVII permanece en pie la iglesia de San Juan. Conserva una torre de piedra y un pórtico que resguarda su portada gótica. Por último, está la iglesia de San Francisco, templo conventual del monasterio del mismo nombre. Del que se conservan restos tras la desaparición de su estructura.
En el casco antiguo se encuentra el Convento de Santa Brígida, fundado en 1667. Su iglesia fue construida por el arquitecto paredeño Felipe Berrojo a base de piedra y ladrillo. El antiguo Hospital y Capilla de San Marcos se han mantenido gracias a su nueva ocupación, la residencia de ancianos. Destaca su fachada gótica del siglo XV y el patio porticado con columnas de piedras. La capilla se utiliza como lugar de culta tanto para los miembros de la residencia como para todos los paredeños que deseen acudir.
Los pasos de Semana Santa se conservan en la Ermita de la Vera Cruz, pertenecientes a la cofradía homónima. Son relevantes del mismo modo otras tres ermitas, Nuestra Señora del Carmen, Jesús Nazareno, la Virgen de Carejas.
El patrimonio histórico civil de Paredes se caracteriza un gran número de casas señoriales con los escudos de linajes pasados. Las murallas que rodeaban la ciudad no se han conservado, pero su perímetro continúa establecido por la actual circunvalación.
Paredes de Nava ha contado durante sus años de historia con ilustres personajes. Entre ellos destaca el poeta del siglo XV Jorge Manrique, el pintor de finales del mismo siglo, Pedro Berruguete, El escultor del siglo XVI, Alonso Berruguete, el catedrático numerario de psiquiatría Antonio Vallejo- Nájera y su padre y Gregoria Matorras, madre del libertador general José de San Martín.
Como es habitual en los pueblos palentinos, las fiestas patronales de la localidad tienen un gran interés turístico. Estas se celebran en honor al patrono de la villa, San Sebastián, el 20 de enero, y a la patrona, la Virgen de Carejas, el 8 de septiembre. En las celebraciones de carácter pagano destacan los Benditos Novillos, el domingo, el lunes y el martes posteriores a la Virgen de Carejas. Además, festejan Las Águedas, el carnaval y San Juan.
En otro orden, no se puede abandonar la villa sin disfrutar su gastronomía puesto que en esta villa se aprovecha la tradición de ‘La Matanza del Cerdo’, las sopas de chichurro, las tortillas de jerejitos y las jijas.
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