Lo que diferencia a un pueblo de otro, una cultura de otra, son sus tradiciones y su propio bagaje cultural, un bagaje que al igual que un legado se hereda y trasmite generación tras generación.
Las condiciones de vida de un pueblo, su clima e incluso su situación geográfica, imprimen un carácter que de algún modo dan lugar a una serie de costumbres que se convierten en tradición, algunas con connotación religiosa y otras más paganas pero todas dentro de una singularidad que las convierte en toda una seña de identidad popular.
Esta definición conviene establecerla porque acostumbramos, y no precisamente por tradición sino precisamente por todo lo contrario, por menosprecio y desconocimiento, a dejar de lado muchas de nuestras costumbres populares, vamos a decir castellanas por centrar las cosas aunque se puede muy bien ampliar a lo español mal que pese este término a muchos, en pro de otras costumbres foráneas que sin ser mejores, las acogemos socialmente y hasta las celebramos sin realmente tener el pleno conocimiento ni de lo que significan ni de donde proceden realmente.
Se trataba, como ya habrán adivinado, de la efervescente fiesta anglosajona de Halloween, o como la llaman también la noche del terror donde campean los muertos vivientes, las brujas y los vampiros,ies…una tradición que tiene su sentido allí donde tiene su origen y significado pero que para mí me parece tan anodina como carente de fundamento en lo que yo entiendo como tradición.
Y es que, una vez más erramos en lo esencial, en lo que realmente debemos centrar y enfocar lo festivo y lo cultural, es en aquello que realmente nace desde nuestra raíz y modo de vida.
Se acerca la Navidad y con ella multitud de luces y sombras en torno a las tradiciones por la connotación religiosa que lleva implícita, sin embargo, conviene hablar un poco claro en torno a esta moda muy laica con lo propio pero muy acogedora con lo ajeno.
Muchos de esos niños que ese día deambularon por las calles de mi pueblo y por las de otros muchos otros lugares disfrazados como verdaderos espantos a la caza de chucherías baratas con la tontería del truco o trato, no saben que en su pueblo, en otro tiempo y por Navidad, los niños salían a recorrer las calles del pueblo pidiendo casa por casa lo que se conocía por el aguinaldo, siguiendo una antigua costumbre que habían visto practicar a sus hermanos mayores, cantando letras también tradicionales como ésta:
“Dame los aguinaldos
si me los quieres dar
porque mañana es fiesta
y tengo mucho que andar”.
Cuando llegaban a alguna casa, cantaban sin parar y cada vez más alto si tardaban en abrir. Cuando por fin abrían la puerta, dependiendo de si los moradores eran generosos y hospitalarios, dejaban entrar a los niños hasta el zaguán de la casa y allí les daban dulces, dinero o las frutas típicas de la Navidad, como nueces, pasas, almendras, higos…y si los dueños de la casa no abrían la puerta ni les daban nada, se les cantaba otra coplilla con una letra aludiendo a su tacañería…
“Aguinaldo te he pedido
no me lo has querido dar,
permita Dios te se seque
la tripa del cagalar”.
Había un amplio repertorio de canciones para alargar el recorrido de puerta en puerta..
A tu puerta hemos llegado los chicos de esta pandilla, a pedir el aguinaldo para hacer la meriendilla.
Echanos el aguinaldo si quieres dormir en paz, así nosotros nos vamos a pedir a otro portal.
Ya Viene la Vieja Ya viene la vieja con el aguinaldo. Le parece mucho, le viene quitando. Pampanitos verdes, hojas de limón. La Virgen María, Madre del Señor
En la puerta de mi casa voy a poner un petardo, “pa” reírme del que venga, a pedir el aguinaldo.
Pues si voy a dar a todo, el que pide en noche buena, yo si que voy a tener, que pedir de puerta en puerta.
Se pueden contar muchas tradiciones en torno a la tradición del Aguinaldo, existieron no sólo en Castilla, sino también en Extremadura, en Andalucía, en Asturias…en definitiva en infinitos rincones de España, y en todos ellos con formas muy similares en esencia de pedir el aguinaldo y hacer luego una fiesta popular para el pueblo.
En algunos pueblos del norte de Palencia, sin ir más lejos, la noche de la víspera de Reyes los mozos salían a pedir el aguinaldo todos juntos al ritmo que marcaba el tambor, y cuando llegaban a la casa de algún vecino, uno de los mozos elegido como el Mayordomo preguntaba ¿ Son ustedes gustosos de que les cantemos los Reyes? , y si decían que sí como era menester y se esperaba, cantaban el Romance de los Reyes y recibían chorizo, tocino, queso, miel y garbanzos y bebían del porrón con los moradores de la casa. Con todo lo obtenido se realizaba una comida el 6 de enero para todo el pueblo.
Por qué entonces, teniendo tanta riqueza cultural y tradicional que preservar e incluso que recuperar de lo nuestro, se rechazan tan frontalmente nuestras tradiciones, al tiempo que sin ninguna displicencia acogemos lo que nos viene de fuera. Costumbres como el aguinaldo eran consideradas más paganas que religiosas aunque siempre se asociara a la Pascua de Navidad.
Lo curioso de esto es que los mismos colegios y desde los planes de estudios que se elaboran para el curso escolar desde la consejería de educación de nuestra comunidad autónoma, se emplean horas y recursos para promocionar y celebrar la fiesta anglosajona y pagana de Halloween y carnaval con el beneplácito de padres, profesores y de la sociedad en general, mientras que con la Navidad, no sólo rechazamos sino que al mismo tiempo ignoramos tantas y tantas cosas nuestras.
En algo se falla desde luego, y tenemos la responsabilidad de ello todos. Desde quienes nos gobiernan hasta ese padre y madre que no trasmiten a sus hijos sus raíces y su cultura, porque no se trata de fiestas religiosas, ni de que la educación tiene que ser laica. Muchas costumbres y tradiciones ciertamente tienen su trasfondo católico y cristiano, no vamos a negar lo evidente, pero también hay connotaciones paganas que simplemente reflejaban el sentir del pueblo y el modo de manifestar su alegría e incluso su generosidad para con aquellos que tenían menos recursos.
El aguinaldo era una de ellas y sin embargo también lo hemos ido ignorando, por dejadez pero sobre todo por esa atracción por lo de fuera luego, no es una cuestión de tradiciones religiosas , que se puede o no ser creyente, y cada cual decidir que no van con su fundamento espiritual o religioso, sino de conocer y mantener lo que sí era nuestro con el mismo ímpetu o más si cabe que acogemos Halloween o Papa Noel y cuantas anglosajonadas nos vienen en estos últimos años.
Lamento profundamente que tantas cosas solo vayan quedando en el recuerdo de nuestros mayores, que tantas cosas se vean amenazadas por la escasa sensibilidad con la raíz que nos sujeta y que las tradiciones sean solo cosa de cuatro nostálgicos y mal llamados antiguos.
Que los niños de hoy pidan caramelos con un cubo naranja un 31 de octubre disfrazados mientras que nadie les enseña a pedir el aguinaldo y a cantar villancicos tradicionales en castellano en vez de en ingles, que entiendan la Navidad de papa Noel y no de los Reyes Magos, puede ser moderno, todo lo laico y pagano que se quiera, y no alimentar lo religioso porque eso a muchos les produce escoceduras, pero lo que se está haciendo en realidad es promover sucedáneos que nada tienen que ver con nuestra ancestral cultura pero que en el fondo prácticamente persiguen lo mismo, que la gente tenga algo que celebrar.
Pues, hagámonos entonces la gran pregunta: ¿ por qué acoger costumbres paganas de fuera para celebrar en el fondo lo mismo cuando tenemos tantas tradiciones, tanto paganas como religiosas, en nuestra cultura?
Por cierto, les animo a investigar la palabra “ aguinaldo” Descubrirán que esa paga navideña extra que reciben, tiene su aquel en este asunto, y a eso si que no se le hace ascos…