En Castilla y León tiras una piedra y aparece una ruina. Pero no es una ruina cualquiera, pues sus muros cuentan muchas e importante historias acumuladas en siglos de existencia. Monasterios cistercienses, románicos o góticos, humildes o bellamente decorados, grandes y pequeños, mejor conservados o en el abandono absoluto. Pero todos ellos con un mismo final: la ruina.
Pero no es un final definitivo. Más bien se podría decir que es un "continuará" al más estilo cinematográfico. Porque la historia de estos monasterios y conventos pisados por reyes y emperadores, no debe acabar con unos muros caídos al suelo rendidos a la gravedad. No será así mientras haya alguien que recuerde lo valiosos que son, y de nuevo su recuperación no solo dependerá de las instituciones, sino de nosotros mismos, de que conozcamos su historia.
Y no son pocos los que se han unido a este grito colectivo, pues numerosas asociaciones de particulares han surgido en los últimos años para revitalizar a estos emblemáticos edificios. Una lucha que ha salvado a algunos del monstruo del tiempo y el olvido, mientras otros esperan una mano salvadora que les sujete ante las tempestades.
¿Quieres conocerlos? Aquí te contamos la historia de 10 de ellos.
1. Monasterio de Santa María de Rioseco (Burgos)
Con los restos de un increíble claustro clasicista de dos alturas, este monasterio cisterciense situado en la comarca burgalesa de Las Merindades, en el municipio de Valle de Manzanedo, sorprende por sus considerables dimensiones. Pero su importante papel a lo largo de la historia en el dominio y desarrollo de la zona norte de la provincia, no solo se percibe en su tamaño, sino también en las diversas reformas que lo han ido dando forma.
Desde la etapa de su creación en los siglos XIII y XIV hasta el siglo XVI, su mayor época de esplendor, ha experimentado diversos cambios en sus santas dependencias, desde el periodo cisterciense de su creación, al renacentista y barroco de sus últimas etapas. Un camino que se interrumpió con la desamortización de Mendizábal cuando comienza su decadencia y expolio, aunque su abandono definitivo y momento de mayor devastación se emprende en los años 70 del pasado siglo.
Un futuro aciago que se frenó gracias al activismo de soñadores y románticos que creían en su recuperación. Todos se agruparon en la asociación cultural “Salvemos Rioseco” que lleva trabajando durante años en la limpieza y pequeñas obras de consolidación para que la ruina no vaya a más, consiguiendo en 2018 sacarlo de la Lista Roja de Hispania Nostra.
Ahora esta asociación gestiona las visitas guiadas al monasterio, en cuya web podrás encontrar los horarios y más información sobre la historia de este asombroso monumento.
2. Cartuja de Nuestra Señora de Aniago (Valladolid)
Pocos lugares en Castilla y León entristecen y enfurecen tanto como este monasterio gótico situado muy cerca de la ciudad de Valladolid. Más concretamente este conjunto se levanta en pleno Valle del Duero, en la desembocadura del río Adaja, y su estado de conservación es nulo, al ser propiedad privada y dedicándose las antiguas tierras de los monjes al mismo fin agrícola que tenían entonces.
Este lugar destaca por ser la única construcción de la orden religiosa de los Cartujos en Valladolid, y por ser una de las cartujas más pobres de España. Sus dependencias que, llegaron a ser visitadas por reyes y emperadores, conserva a duras penas su humilde estructura original, destacando el interior de la iglesia, donde todavía se conserva parte de la decoración en yeserías, y su espadaña, único faro que indica a lo lejos su ubicación.
Con la desamortización de Mendizábal su rico patrimonio se repartió por diferentes lugares de la provincia como la iglesia de Villanueva de Duero o el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, entre otros museos de la ciudad.
Su imparable decadencia y abandono llama la atención pues cuesta entender como verdaderas obras de arte con siglos de antigüedad pueden estar expuestas de tal manera a las inclemencias del tiempo en los tiempos actuales. Una visita indispensable para ser consciente de aun queda mucho por avanzar en la protección del Patrimonio Cultural.
3. Monasterio de Santa María de Moreruela (Zamora)
Considerado como uno de los primeros monasterios cistercienses edificados en la península ibérica, este cenobio es una de las ruinas más emblemáticas de la región, asombrando a literarios como Unanumo. Está ubicado en las cercanías del municipio Granja de Moreruela, en el noroeste de la provincia de Zamora.
¡Qué majestad la de aquella columnata de la girola que abre hoy al sol, al viento, y a las lluvias! ¡Qué encanto el de aquel ábside! ¡Y qué inmensa melancolía la de aquella nave tupida hoy de escombros sobre que brota la verde maleza! Miguel de Unamuno
El conjunto que actualmente podemos observar es un viaje por diferentes periodo artísticos que va desde el siglo XII hasta el XVIII, destacando el románico tardío del ábside y absidiolos de la iglesia que todavía se mantienen firmes.
El edificio está declarado Monumento Histórico Artístico desde 1931 por decreto de la Segunda República, lo que no frenó su decadencia iniciada en la centuria previa con las desamortizaciones. Actualmente es propiedad de la Junta de Castilla y León, que ha realizado varias intervenciones parciales a finales del siglo XX y comienzos del XXI, consolidando sus ruinas y posibilitando su gestión turística.
4. Monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos)
Apodado como la "Cuna de Castilla" y declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931, este conjunto monástico debe su reputación al importante papel que ejerció en los inicios del reino histórico. Su fundación, en la ribera del río Arlanza en Burgos, comienza a comienzos del siglo X como eremitorio, aunque los restos aún visibles correspondientes a la iglesia datan de 1080.
Tal es su importancia, que este último año se han consolidado y limpiado la iglesia y los dos claustros, que desde 1835 han estado abandonados y expuesto a las inclemencias del tiempo y el expolio.
Su estilo artístico inicial fue el románico, aunque luego hubo diversas modificaciones góticas que cambiaron su aspecto original. En sus ruinas aún se pueden ver los tres ábsides semicirculares, con amplios presbiterios, así como la torre del siglo XII y parte del claustro.
El abandono emprendido en los últimos siglos hizo que sus bienes artísticos se repartieran por diferentes partes del mundo, como el Museo Metropolitano de Nueva York y el Museo Arqueológico Nacional.
Tras varios años cerrado para acometer unas obras de consolidación de la ruina, el monasterio se ha abierto recientemente al público, una excusa más para visitar este histórico lugar.
5. Monasterio de Santa María de Palazuelos (Valladolid)
Este cenobio cisterciense situado muy cercano a la capital vallisoletana es uno de los grandes desconocidos de su clase. Se encuentra entre el ramal sur del Canal de Castilla y el río Pisuerga, y sus dependencias llegaban a las orillas de este caudaloso río.
Su construcción está fechada en el siglo XIII entre los estilos románico y gótico, y llegó a tener dos claustros de los que no se conserva nada. Solo ha subsistido la iglesia, que hasta la segunda mitad del siglo XX había funcionado como parroquia. A partir de esta época comienza el vandalismo y expolio, que provocaron el derrumbe de parte de la bóveda y de una de las dos espadañas.
Una decadencia que no ha impedido la conservación en su interior de unos sepulcros góticos en su mayoría, de finales del siglo XIII y comienzos del XIV, con escultura propia del medievo, elevados del suelo y apoyados en animales como leones.
Finalmente, en los años 2012 y 2013 comienza su rehabilitación y consolidación que ha posibilitado su gestión para visitas turísticas gracias a la Asociación Amigos de Palazuelos.
6. Monasterio de Santa María de Sandoval (León)
Se considera uno de los monasterios cistercienses más importantes del norte peninsular, y es Monumento Nacional vinculado al Camino de Santiago desde 1931. Ubicado en el municipio leonés de Villaverde de Sandoval mantiene en muy buen estado su iglesia (todavía sigue abierta al culto). El resto de dependencias del complejo han desaparecido o están en estado de ruina, destacando entre ellas el claustro de estilo renacentista.
Su mantenimiento al culto ha permitido que hoy podamos observar con detalle buena parte de los estilos artísticos que han pasado por este edificio, desde el románico que se percibe en los ábsides y capiteles de la iglesia, como el gótico tardío de su prolongación.
Durante el siglo XX sufrió un deterioro extremo y gran parte de su patrimonio fue sustraído o vendido. Así es que los capiteles, columnas y otros elementos de este templo aparecen en otras construcciones del municipio. En esta época, valiéndose de las paredes originales, se edificaron viviendas y pequeñas construcciones para el almacenaje de aperos de labranza, o se usaron como cuadras para animales.
En 2021, se anunció su salida de Lista Roja de Patrimonio debido a los trabajos de rehabilitación que se han llevado a cabo durante los últimos años. Además, está prevista la instalación de una exposición que sirva de introducción y explicación del propio monumento.
7. Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla (Valladolid)
Se trata de una de las ruinas más relevantes de la provincia de Valladolid, por contar con una significativa historia que se percibe en cada uno de los elementos que todavía quedan en pie. Especialmente por la cueva asociada al origen del templo, donde unos pastores encontraron una imagen románica de la Virgen María, que se cree fue guarecida en este lugar para ocultarla de los moros.
Situado en el municipio de Cogeces del Monte, su abandono a partir de las desamortizaciones ha descolorido parte de la importancia que tuvo, con la dispersión de su patrimonio, mayormente gótico, por toda la geografía mundial y la destrucción de buena parte de su arquitectura. Tanto es así que, no hace poco, se hacía peligroso el paseo por sus dependencias y se podían ver piedras talladas de la iglesia caídas en el suelo y expuestas al expolio.
Una situación que movilizó al pueblo y parte de la sociedad y, que culminó en la creación en 2017 de la Asociación de Amigos del Monasterio de La Armedilla. Tres años más tarde ha conseguido sacar al templo de la Lista Roja de Patrimonio gracias a la realización de diversas actividades culturales que han consolidado su estructura.
Aunque todavía queda mucho por rehabilitar, y está a la espera de un proyecto definitivo que permita su disfrute completo, el monasterio ha mejorado su estancia y puede visitarse su iglesia.
8. Convento de Santa María de los Valles (Burgos)
Es tan poco conocido, que las ruinas de este edificio son difíciles de encontrar, pues para llegar a ellas se deben tomar vías pecuarias no asfaltadas. Pero su desgracia no acaba aquí, pues sus dependencias son propiedad privada y los muros que aún quedan en pie sirven a menudo de corral para ganado.
Al contrario que otras ruinas que pese a su estado han recibido cierto prestigio, este monasterio perteneciente a la orden de las Carmelitas Calzados y situado en el Valle de Esgueva burgalés, sigue sin contar con la popularidad suficiente para hacer frente a su lastimada situación.
Se estima que fue fundado en el Siglo XIII en torno a unas pequeñas cuevas que existían en el borde del páramo, pero la construcción de la iglesia actual en estilo gótico data del siglo XIV. Tras la desamortización de mediados del siglo XIX, se abandonó y su patrimonio se repartió por diferentes iglesias de la provincia de Burgos.
Actualmente, del monasterio resisten las paredes de la iglesia, la sacristía, las bodegas del monasterio y restos del refectorio, y aunque han surgido iniciativas vecinales para poner freno a su situación, ninguna ha acabado de prosperar, y los agrietados muros siguen su imparable camino al suelo.
9. Monasterio de San Juan de Duero (Soria)
Describir al monasterio de San Juan de Duero como una joya es poco, pues su claustro, único en su especie tiene la particularidad de reunir tres estilos artísticos diferentes: el románico, el mudéjar y el árabe, y sorprende al visitante por el entrecruzado que describe su dibujo, sumado a la ausencia de techumbre, que le ofrece un aspecto aún más onírico.
Este emblemático edificio fue construido por la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Acre, entre los siglos XII y XIII, a las afueras de la ciudad de Soria, junto al río Duero. Su abandono ya el siglo XVIII no ha impedido que se conserve su preciosa arquería y su sencilla iglesia, que también destaca por los singulares templetes adosados a los muros de su cabecera.
Su singularidad lo ha convertido en un centro de peregrinación de los amantes del arte medieval y en uno de los elementos arquitectónicos más reconocidos de la provincia de Soria. Y no se exagera, pues sus embellecidos muros han inspirado a poetas como Gerardo Diego que le dedicó un poema:
Para ti, San Juan mío, sólo quiero
mi lateral, oblicua, alta mirada
de pájaro. Tu enigma, tu cruzada
te dejó puro, oh claustro, oh flor del Duero.
Tus cánones, antífonas, corales
juegan al corro de las cuatro esquinas,
que a la luz de la luna de las ruinas
varía sus mudanzas espectrales.
¿Te levantó el techado ángel cojuelo?
¿O quedaste inconcluso, criatura
perfecta, como estás, abierto al cielo?.
Nieves, soles, escarchas, tu ventura
respetan, tus cadenas y tu anhelo.
¿Alzará el vuelo un día tu hermosura?
Cómo llegar a San Juan de Duero
Horarios y visitas del monumento
10. Convento Agustino de Extramuros (Ávila)
Llegó a conocerse como “El Escorial de Castilla”, por la vinculación al arte herreriano escurialense y por las enormes dimensiones que llegó a tener. Situado fuera del recinto amurallado de Madrigal de las Altas Torres de lo que fue un convento de tamaños inmensos y de incalculable valor histórico y patrimonial, hoy solo quedan unos pocos muros en pie, aquellos que han logrado resistir el abandono y expolio sufrido.
Usado desde su abandono en la desamortización como silo, granero y cantera de piedra para otras construcciones, este edificio está declarado BIC y en él murió Fray Luis de León en 1591. Pero este convento agustino fue, además, Casa Capitular de Castilla y acogió cátedras de Cánones, Filosofía, Humanidades, Leyes y Teología.
De los 50.000 metros cuadrados de superficie de piedra y ladrillo que daban forma al complejo, ahora solo se conserva parte de la iglesia, la fachada principal y el claustro, siendo este último elemento el mejor conservado y más icónico del conjunto.
Sus ruinas están consolidadas, y goza de un paseo y carteles informativos que permiten su visita gratuita gracias a la larga reivindicación por parte de la asociación de cultura y patrimonio Amigos de Madrigal, a la que sumaron particulares y otros colectivos que lucharon por este monumento.
11. Monasterio de San Salvador de Nogal de la Huertas (Palencia)
Fundado en el año 1063, se trata ni más ni menos que del monasterio románico más antiguo de la provincia de Palencia. Es por ello que hablamos de un monumento clave en la historia y aparición del románico en España, hecho que no le ha salvado de la ruina absoluta.
Ubicado en el norte de la provincia, muy cercano a la localidad de Carrión de los Condes, de su parte más antigua solo se conserva la cabecera de forma cuadrada, pues en el siglo XIII se acometió su mayor intervención, cuando se amplió la iglesia a tres naves con arcos apuntados y soportes sencillos, y se construyó la portada meridional con arquivoltas más reconocida en la actualidad.
Tras la desamortización de 1835 el lugar fue abandonado definitivamente, pasando a manos particulares. Tras décadas de ruina, en 2004 se realizaron labores de consolidación y restauración que no han impedido su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio Hispania Nostra. Una mala situación del monumento de la que alertan los vecinos de la zona que luchan con sus escasos medios para que no empeore.
Esas son solo algunas de las más destacadas ruinas de la región castellano y leonesa, pero hay muchas más ¡Aventúrate a descubrirlas todas!
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