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  • Foto del escritorDaniel González

Monasterio de Nuestra Señora de los Valles, la ruina de la desidia

Un muro en mitad del campo puede adquirir muchos significados. Para un pastor, este muro puede significar refugio contra el viento o un corral improvisado de ganado. Para un lugareño taciturno, este ruinoso muro significa una historia olvidada que sucumbirá con él. Para un oportuno transeúnte el muro es el perfecto entretenimiento para satisfacer su curiosidad.



Pero a veces el solitario muro dibuja formas singulares; presenta decorados entre sus fisuras, puertas tapiadas, columnas y arcos de considerable valor… El muro, entonces, adquiere un significado más amplio, requiere consideración, rehabilitación y publicidad de acuerdo a su valor artístico. Pero ese precioso y olvidado muro no recibe esos cuidados que necesita. Pasado el tiempo, el muro enferma, pierde piedras, sufre expolios, las grietas se convierten en boquetes  y su valía desciende. Este desgraciado muro existe, su triste historia es su perpetuo compañero y la ignorancia su mayor letargo. Su nombre: Monasterio de Nuestra Señora de los Valles.


Convento Santa María de los Valles

Ya conocemos algunos monasterios que tras la desamortización de Mendizábal en la primera mitad del siglo XIX fueron abandonados paulatinamente y su patrimonio artístico dispersado a iglesias de pueblos cercanos o a museos nacionales e internacionales. Conocemos el caso del Monasterio de la Armedilla en Cogeces del Monte (Valladolid) o el Monasterio de San Pedro de Arlanza en Covarrubias (Burgos) cuyas ruinas, con el tiempo, han recibido cierto prestigio a pesar de su mal estado general. Pero el Monasterio de Nuestra Señora del los Valles no corrió la misma suerte.


Hablamos de un monasterio situado en el Valle de Esgueva cuya fundación data del siglo XIII, entre las localidades burgalesas de Torresandino y Villovela, un monasterio que no cuenta con una camino señalizado, ni una carretera cercana, un monasterio cuyo acceso se antoja complicado y que ha sido utilizado ocasionalmente como corral de ganado. Un monasterio que se borró del mapa y cuya protección se enterró en lo más profundo de algún cajón. Un monasterio incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro de Hispania Nostra.


Historia del monasterio


Se estima que fue fundado en el Siglo XIII en torno a unas pequeñas cuevas que existían en el borde del páramo, pero su primer testimonio en un documento escrito data del siglo XIV.  Pertenecía a la orden de las Carmelitas Calzados de la antigua observancia. La reconstrucción de la Iglesia del monasterio en estilo gótico empezó a finales del siglo XIV y se desarrolló en tres fases diferentes.


Ábside Monasterio Santa María de los Valles
Restos del interior (ábside) del templo. Foto: EnPueblo

El comienzo del culto en el monasterio nace, según la tradición, tras la aparición de la santísima Madre y Señora de los Valles en una de las grutas del páramo, que después se convertiría en la cueva-capilla de la imagen románica-gótica de Santa María de los Valles.  Más tarde, en la cueva contigua a la de Santa María se construyó otra capilla que rendiría culto al Cristo de los Trabajos.



El interior de la iglesia se decoró en el siglo XVIII con un retablo mayor de estilo neoclásico que tras la desamortización se trasladaría a la Colegiata de Roa de Duero (Burgos). El resto del patrimonio se repartiría por los pueblos próximos entre la iglesias de Torresandino y Villovela.


Santa María de los Valles lista roja Hispania Nostra
Restos del monasterio. Foto: EnPueblo

Con la desamortización los monjes abandonaron el complejo y comenzó la decadencia del templo, sufriendo continuos desprendimiento y expolios, que tras el año 2008 dejaron al monasterio sin las pocas bóvedas, que enclenques, aún permanecían en pie. Actualmente del monasterio resisten las paredes de la iglesia, la Sacristía, las bodegas del monasterio y restos del Refectorio. El resto del edificio son piedras caídas que dificultan andar por sus ruinas, y piedras que están a una ráfaga fuerte de viento de desprenderse.



Un futuro por escribir


Aún quedan vecinos que confían en la rehabilitación del edificio y en la puesta en consideración del complejo religioso, entre ellos la Asociación de amigos de Torresandino que luchan por dar a conocer esta valiosa ruina ante el olvido mayoritario de la población y las instituciones provinciales y regionales.


Seguramente surja la palabra rentabilidad como excusa para no rehabilitar el monasterio, y no están faltos de razón. Este monasterio tuvo la mala suerte de no situarse próximo a una carretera transitada, ni cercana a una ciudad o a un valle próspero. Pero llegados estos casos, la palabra rentabilidad ensombrece una realidad más profunda ¿Qué región que se precie deja marchitar su patrimonio y decide financiar proyectos absurdos e innecesarios como la construcción y mantenimiento de una nueva estación de trenes o aeropuertos? ¿Qué región que se precie decide promover el turismo de interior, cuando existen lugares como este monasterio que se marchitan ante la incuria institucional?


Un muro, el del Monasterio de Nuestra Señora del Valles, entre otros muchos que cuentan grandes historias, que un día fueron prósperos. Un muro que tiempo atrás desprendía vida y hoy solo desprende apatía. Un muro que esboza, en medio del campo, una realidad que día a día empobrece la patrimonial Castilla. 



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