En plena Tierra de Campos, al noreste de la provincia zamorana, se sitúa la Reserva de las Lagunas de Villafáfila, con una superficie de 32.682 hectáreas. El complejo lagunar comprende once términos municipales y se ha convertido en el enclave más valioso para las aves acuáticas, esteparias y migratorias de Castilla y León.
Entre pueblos de adobe y tapial, entre la inmensa llanura y sin apenas árboles, surgen las lagunas de Villafáfila. La Reserva está compuesta por tres lagunas principales -Salina Grande, Barillos y Salinas- y otra serie de humedales más pequeños.
Las lagunas, estacionales y salinas, han adquirido una gran importancia económica para la zona a lo largo de la historia. Aunque hay restos que demuestran que ya se extraía sal hace 4.000 años, la actividad alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media, cuando se abastecía a numerosos monasterios de la región.
Sin embargo, el interés natural de la Reserva de Villafáfila trasciende más allá de las propias lagunas. En ellas, se concentran casi el 50% de las aves acuáticas invernantes de Castilla y León, especialmente grullas en noviembre y diciembre y las poblaciones de ánsares comunes que aparecen entre octubre y marzo. Una de las aves más emblemáticas de Villafáfila es la avutarda. Los cerca de 2.000 ejemplares de esta gran ave que aquí viven forman su mayor población a nivel mundial.
La Casa del Parque de la Reserva Natural, también conocido como ‘El Palomar’, se encuentra a 1,5 kms de Villafáfila. El edificio se estructura como un gran palomar, con un patio central cubierto en el que se observan las técnicas utilizadas antiguamente en la explotación de las salinas. Mediante paneles interactivos y diversas exposiciones, se puede conocer la riqueza ecológica de las Lagunas y los procesos naturales que en ella se producen.
En medio de la “ancha estepa de Castilla” y rodeadas de campos de cultivos, aparece este infinito paisaje agrario que entraña una belleza especial. El gran valor natural, paisajístico y faunístico de Villafáfila