A 75 kilómetros de Valladolid, dentro de Tierra de Campos, se encuentra San Pedro de Latarce, una localidad de origen romano, construida durante las guerras cántabras como puesto avanzado fronterizo. Hoy en día, sus más de 500 habitantes pueden disfrutar a diario de los restos pertenecientes a su larga historia.
Según varios estudios, el nombre del municipio puede poseer diferentes acepciones. Una de ellas asegura que “Latarce” proviene del concepto “Atarfe”, el cual significa límite. Esto podría ser debido a que San Pedro se encontraba entre los antiguos reinos de León y Castilla. Por su parte, la segunda teoría defiende que su nombre deriva de “lata arce”, traducido como extensa fortaleza. Mientras que, la última declara que quizás en sus tierras residió un moro que se llamaba Tarfe.
Dejando a un lado el origen de su denominación, lo cierto es que San Pedro de Latarce es un municipio que cuenta con una gran historia, lo cual queda demostrado desde el primer momento en el que el visitante pone un pie en él. En su entrada se pueden observar los restos de su antiguo castillo, mandado construir en el siglo XII por Alfonso IX de León. Actualmente se encuentra en situación de ruina progresiva y solo queda en pie una muralla cerrada de forma circular, de aproximadamente 350 metros.
El castillo es de planta ovalada y se construyó con tapiales de cal y canto de grandes dimensiones. En el pasado llegó a ser propiedad de los Caballeros Templarios, aunque un tiempo después pasó a manos de la Familia Bazán, quienes construyeron un palacio en su interior. Tras ser abandonado, se desmontaron todas sus edificaciones nobles interiores para construir una gran casa fuera del castillo. Hoy en día es propiedad del Ayuntamiento y no cuenta con un uso específico alguno, aunque excepcionalmente se organizan eventos municipales en su interior, como conciertos o mercados medievales.
Adentrándose en el municipio, se puede contemplar la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Esta se encuentra fechada entre los siglos XVI y XVII. Pertenece a los estilos neoclásico y barroco, con gruesos muros de piedra y tapial. En su interior cuenta con tres naves cubiertas con bóveda de arista, más una de bóveda de cañón con lunetos en la Capilla Mayor y una cúpula sobre pechinas en el crucero.
Todo esto constituye tan solo un ápice del encanto que posee un municipio con tanta historia, como San Pedro de Latarce. Para comprobarlo, tan solo hay que acercarse hasta él, cruzar el río Sequillo e impregnarse de ese ambiente remoto.