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  • Foto del escritorDaniel González

La Armedilla, la ruina de las dos caras

No hay templo en la provincia de Valladolid más desgraciado. El Monasterio de Santa María de la Armedilla no es una ruina, es "la ruina". Un lugar donde las piedras caídas son las protagonistas y donde la historia no vale nada. Un lugar con dos senderos, aquel que señala con carteles el pasado y patrimonio del templo, y otro más peligroso y aventurero que señala la verdad: me habéis olvidado.

La Armedilla se encuentra en el término municipal de Cogeces del Monte, a unos 3,5 kilómetros del pueblo en la carretera que lo conecta con Quintanilla de Onésimo. El enclave cuenta con un recorrido exterior habilitado y una ermita de moderna construcción donde se celebra una romería el sábado posterior al 15 de agosto en honor a la Virgen de la Armedilla, una talla románica del siglo XII que dio origen al complejo monástico. El resto del monasterio, al no estar consolidada su estructura, no es visitable ante el peligro de derrumbe.



El Monasterio ha sido objeto de numerosos estudios que abordan su importancia histórica y artística, muy superior a lo que dejan entrever sus maltrechas ruinas. La  desamortización en la primera mitad del siglo XIX  supuso el fin del  esplendor del enclave monástico con el abandono y dispersión de su patrimonio por la geografía mundial.



Historia de la Armedilla


El origen de este complejo monástico parte del descubrimiento de unos pastores de una imagen de la Virgen María en una pequeña cueva bastante escondida, que se cree fue guarecida en este lugar para ocultarla de los moros. Este hallazgo tan peculiar acrecentó la devoción a esta Virgen, custodiada en la cueva  por un ermitaño, y  convirtió a este lugar en un centro de peregrinación con la construcción de algunas dependencias próximas a la cueva.

Virgen de la Armedilla
Virgen de la Armedilla. Foto: ermitiella

En el año 1147 el lugar fue entregado a los Cistercienses de la abadía de Santa María la Real en Sacramenia (Segovia), pero de su paso e influencia por el complejo religioso no se tienen registros.  Fue en 1401 cuando Fernando de Antequera entregó el lugar a los Jerónimos de la Mejorada de Olmedo (Valladolid). Los Jerónimos con la autorización del Papa Benedicto XIII comenzaron la construcción  de una nueva iglesia para la Virgen de la Armedilla, que se edificaría sobre antiguas construcciones y la primitiva iglesia que ya existía en el siglo XV. La nueva iglesia de estilo gótico construida en el siglo XVI gozaría a partir de entonces de la protección de los Duques de Albuquerque, que levantarían próximo al monasterio su palacio.


La Armedilla en el siglo XXI


Las fotografías lo dicen todo. Lo que queda de La Armedilla después de casi dos siglos de abandono no refleja la rica y peculiar historia del complejo monástico. Hoy solo subsiste lo que fue desechado tras su espolio.


La portada renacentista del templo fue arrancada de la fachada de piedra para dividir y trasladar sus restos, entre Kansas (EEUU), donde se transportaría el tímpano de la portada, y la Casa Cervantes de Valladolid, que guardaría en su patio interior el resto de la portada renacentista de la iglesia Jerónima.

La sillería de nogal del siglo XVI que poseía el monasterio sería igualmente fragmentada y dispersada por diferentes lugares. Sus 57 asientos quedarían repartidos entre la iglesia parroquial de Rueda, el museo del Louvre en París y el museo de Valladolid.

Sillería Armedilla
Sillería del monasterio conservada en la iglesia de Rueda. Foto: Ermitiella

El antiguo claustro que llegó a tener tres alturas apenas es reconocible en la actualidad, pues solo se atestigua de su pasada prestancia las marcas de las arcadas en los muros próximos que aún se mantienen en pie.


Marcas del claustro y restos del lugar donde se levantaba. Fotos: EnPueblo


La curiosa cueva que fue el origen del enclave religioso y que guareció a la Virgen durante tanto tiempo, hoy es un peligroso agujero de piedras caídas y montones de tierra de sucesivos derrumbes donde la naturaleza crece salvaje.


Imágenes de la cueva. Fotos: EnPueblo


En la iglesia, aunque se observan algunas rehabilitaciones en los contrafuertes del templo para evitar el desplome de los muros, la realidad es que las ruinas van perdiendo piezas perezosamente con un suelo intransitable por las numerosas piedras caídas de las columnas y arcos que daban forma y decoraban el interior de la iglesia.


La Armedilla ya no es un monasterio, dejó de serlo el día que se mancilló su historia, el día en que su patrimonio fue arrancado, fragmentado y repartido por tantos lugares. Hoy, este lugar es un recuerdo del espolio, una fotografía hermosa bajo un marco de tristeza. Un lugar que por desgracia ensancha la lista del patrimonio abandonado de la comunidad.




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