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  • Foto del escritorDaniel González

Alaejos, belleza mudéjar

Situado dentro de la ruta mudéjar de Castilla y León, este apacible pueblo vallisoletano situado a 58 kilómetros de la capital y próximo a las tierras zamoranas y salmantinas, destaca especialmente por sus dos iglesias de estilo mudéjar-renacentista, prácticamente gemelas, cuyas torres señalan desde lo lejos el lugar donde Alaejos decidió prosperar. Con una representativa historia, una gastronomía más que curiosa y un patrimonio construido para destacar, este pueblo puramente castellano, se concibe como un emblema en la provincia y único en su especie.  

Alaejos antiguo
Dibujo de la antigua Alaejos. Foto: destinocastillayleon.es

Por la carretera, a medida que te aproximas a la villa de Alaejos, unas altas torres te invitan a adentrarte en sus angostas calles, donde el ladrillo es el protagonista arquitectónico. Son la Iglesia de Santa María y San Pedro sus edificios más representativos, las dos del siglo XVI, separadas por apenas cincuenta años, y las dos declaradas Monumentos Histórico Artístico. La más antigua, la Iglesia de Santa María, construida en ladrillo, presenta en su interior un increíble retablo mayor realizado por Esteban Jordán en el siglo XVI bajo influencias del romanismo italiano dedicado a la Asunción de María.

Iglesia de Santa María de Alaejos
Iglesia de Santa María. Foto: EnPueblo

Por otro lado, nos encontramos con la Iglesia de San Pedro, situada en la Plaza Mayor y restaurada recientemente, preciosamente ornamentada en su interior con varios retablos barrocos y un retablo mayor dedicado a la vida de San Pedro. En el exterior llama la atención del viandante sus ornamentaciones en yeso y azulejos mudéjares, que también presenta la Iglesia de Santa María.


Iglesia de San Pedro de Alaejos
Iglesia de San Pedro en la Plaza Mayor. Foto: EnPueblo

Los dos magníficos templos están conectados por la calle Zabacos, principal vía del municipio que contiene varias casas blasonadas bien conservadas del siglo XVI y XVII, entre las cuales destacan la casa del Inquisidor, la casa del Obispo, la casa de los Regidores, la Casa de los Beneficiarios de Santa María y la Casa del Marqués de Gastañaga. Asimismo son importantes otras edificaciones como el Ayuntamiento en la Plaza Mayor y el Hospital del Buen Pastor, construido en el siglo XVII para ayudar a los pobres del pueblo.



Aunque escondido entre las casas de la villa, también es preciso mencionar el castillo que en un pasado lejano tuvo la localidad, al concebirse Alaejos, como un punto fronterizo entre los Reinos de León y de Castilla. De la fortaleza actualmente apenas quedan restos que imaginen las dimensiones que prestaba, al ser destruido, junto a varias casas del pueblo en el levantamiento de los Comuneros. En sus muros fue retenida doña Juana de Portugal, segunda esposa de Enrique IV y madre de Juana “la Beltraneja”, que se enfrentó a Isabel “la Católica” por el trono de Castilla. Hace unos años, en varias excavaciones arqueológicas se han encontrado pasadizos subterráneos que comunicaban varios puntos del pueblo, entre ellos las dos iglesias y el castillo.


Castillo de Alaejos
Restos del Castillo de Alaejos. Foto: EnPueblo

Otro edificio religiosos de interés anecdótico es la Ermita de la Virgen de la Casita, llamada así por una leyenda. Se cuenta que en un año de sequía, una mujer, Santa Catalina de la Cruz, se puso a orar para que lloviera, y apareció la Virgen, diciéndola que reuniera al pueblo. Finalmente llovió y  la Virgen pidió que le construyeran un pequeño santuario, de ahí proviene el nombre de la “Casita”


Digna de mención es la gastronomía del pueblo, con un vocabulario propio, como son los “arrastraos”, tortas hechas de masa y chicharrones, o las  “cagadas de gato”, cuyo desafortunado nombre hace referencia a unas rosquillas dulces.


Escudos de piedra en Alaejos
Escudos en la Calle Zabacos. Foto: EnPueblo

Alaejos son las giraldas de Castilla, que como copias de un cuadro famoso, pincelan elegancia en el ladrillo; Alaejos es una historia atravesada con espadas, con unos Comuneros derrotados y una reina encerrada; son también sus pintorescas tradiciones, su amor al arte hispano y su paisaje de campiña y pinares. Alaejos, es uno de esos pueblos que con el pasar de los tiempos ha sufrido un descenso considerable en sus paisanos. Sin embargo, aún goza de esa prestancia y dignidad que cimienta una villa única. Y esto no son palabras vacías, pues son pueblos como Alaejos los que dan más razones para conservar una vida rural, que en su humildad guarda grandes historias.



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