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  • Foto del escritorRaquel González

Las Ferias de Medina del Campo: una mirada al pasado

Siete siglos atrás, Medina del Campo estaba dividida en tres poblaciones organizadas dentro de conjuntos amurallados. El punto de partida de estos nuevos asentamientos eran los lugares de mercado situados en el encuentro de los caminos que llegaban a las puertas de los recintos fortificados.


Escultura de Isabel la Católica en la Plaza MAyor
Escultura de Isabel la Católica en la Plaza Mayor

Se considera a Don Fernando de Antequera como el fundador de las Ferias de Medina del Campo, aunque a ciencia cierta no se sabe muy bien cómo surgió su creación. Al principio tienen un carácter señorial y los feriantes con sus mercancías se instalan en las calles del centro comercial.


Tras el gran apoyo de los sucesivos monarcas, los Reyes Católicos las nombran Ferias Generales del Reino en 1491. Su carácter de encrucijada de las rutas importantes del noroeste peninsular también ayuda a su rápido crecimiento. Esto propicia que estas ferias vayan teniendo un aspecto financiero, ya que, los agentes de grandes casas de finanzas de toda Europa acuden a Medina a comerciar.




Una fuerte crisis para su progresión


Pero a principios del siglo XVII, los encuentros feriales sufren una caída en picado, tras el fuerte endeudamiento de la Corona y el traslado de la corte a Madrid. Esta situación va mejorando dos siglos más tarde, con la llegada del ferrocarril, ya que, surgen las reuniones feriales de rango comarcal-regional. Además, aparecen el Mercado semanal del domingo, la feria mayor de San Antolín y la “feria chica” de San Antonio. Todas ellas, con pequeñas transformaciones, siguen celebrándose actualmente y gracias a ellas Medina del Campo logró alzarse durante muchos años como uno los principales mercados de contratación de trigo y ganado lanar en España.


Gran éxito en la actualidad


Hoy en día, las ferias de Medina del Campo atraen a miles de visitantes anualmente. Incluso se puede visitar el Museo de las Ferias, único de este género en España. Los medinenses se vuelcan para que el municipio siga manteniendo ese carácter medieval de los siglos XV y XVI. Un marco perfecto para volver la mirada al pasado y disfrutar de esas tradiciones que nunca deberían perderse.

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