Antiguamente llamada la “Ciudad de los siete sietes” y hoy conocida como la “Ciudad del Caballero”, el 11 de marzo nos desplazamos hasta la villa de Olmedo. Al llegar a Olmedo entendimos por qué Lope de Vega se fijó en este municipio vallisoletano para escribir una de sus obras.
Esta villa posee una gran historia: en el siglo XIV recibió a Pedro I “el Cruel”, aunque más tarde pasó al dominio de Aragón. Además, fue corte del infante don Alfonso y estuvo en manos de Isabel la Católica cuando aún era princesa. Incluso el monarca José Bonaparte pasó unos días en el municipio. Olmedo era una ciudad fundamental, en la que se disputaron varias batallas. Como decía el refrán: “Quién señor de Castilla quiera ser a Olmedo de su parte ha de tener”. Aunque todos estos hechos quedaron muy atrás, al pasear por sus calles se puede respirar toda esta historia, empezando por las murallas que rodean parte del pueblo.
Nuestra primera parada fue la Iglesia de Santa María del Castillo, justo enfrente de la Casa Consistorial. Impresiona su bello pórtico, donde antiguamente se reunían los sexmeros. Aunque no pudimos acceder a su interior, nos quedamos con sus portadas románica y gótica y su pórtico renacentista. También pudimos comprobar de buena mano el buen estado de algunos servicios públicos, como la biblioteca municipal.
Una visita indispensable es la mayor joya artística de Olmedo: la Iglesia de San Miguel. De estilo gótico-mudéjar, tiene adosada la cripta de la Virgen de la Soterrana, patrona del pueblo. Otro monumento que sobresale es la Iglesia de San Andrés. Aunque su techumbre ha desaparecido, tiene uno de los ábsides románicos mejor conservados de su época. Actualmente, se usa como auditorio al aire libre.
Sin duda, Olmedo es un municipio con una gran cantidad de atractivos para los visitantes. Su patrimonio histórico y artístico, su Parque Temático Mudéjar y sus casi cuatro mil habitantes hacen de Olmedo un pueblo realmente único.