Sin duda, su apariencia destaca con respecto a otras fortificaciones de la Comunidad. No se sitúa en lo alto de una colina, ni se encuentra apartado del municipio. El ladrillo es su principal material de construcción y cuenta con un estilo gótico-mudéjar. Así es el castillo de Coca (Segovia).
Su construcción, atribuida a los alarifes sevillanos, comenzó en el siglo XV. Realizado principalmente en ladrillo, consta de un sistema defensivo dividido en tres partes: el foso y dos recintos amurallados con torreones. Por su parte, el recinto inferior es de planta cuadrada y se encuentra flanqueado por cuatro torres, destacando, como es habitual, la torre del homenaje. Esta, además, cuenta con una escalera de caracol en su interior, realizada en ladrillo, la cual permite el acceso a diversas plantas destinadas a capilla, sala de armas y otras estancias.
Para conocer su historia hay que remontarse al año 1453, cuando Alfonso de Fonseca y Ulloa, obispo de Ávila y arzobispo de Sevilla, obtuvo el permiso real para edificar el castillo.
Tras la sucesiva muerte de los propietarios de la villa de Coca, finalmente fue Alonso de Fonseca y Avellaneda quien llevó a cabo la construcción de la mayor parte del castillo, hasta quedar prácticamente terminada en 1493. A partir de ese momento, se convirtió en residencia palaciega y escenario de grandes fiestas, a la que asistieron notables personalidades de la época.
Los Reyes Católicos conocían la relevancia de este castillo y, por ello, se aseguraron de que tras la muerte de Alonso, la fortificación pasase a manos de su hermano Antonio Fonseca, capitán de los Reyes. Para ello, Isabel decretó que los herederos de la villa de Coca solo podrían ser varones, eliminando así la posibilidad de que el castillo fuese heredado por una de las hijas de Alonso.
Muchos fueron los ataques a los que tuvo que sobrevivir este castillo. Como el realizado por el marqués del Cenete para rescatar a su prometida, María de Fonseca, retenida por su tío. En 1521 las tropas comuneras también arremetieron contra la fortaleza en represalia por el incendio de Medina del Campo llevado a cabo por Antonio de Fonseca. Al no conseguir acceder al castillo, destruyeron el de Alaejos. Años más tarde, pasó a ser propiedad de la Casa de Alba.
A lo largo de su historia, el castillo de Coca ha pasado por importantes reformas en sus instalaciones, pero a partir de 1730 su archivo fue trasladado a Madrid y cayó en el abandono. Durante la Guerra de Independencia, en 1808, los franceses ocuparon la villa de Coca y sus tropas utilizaron el castillo, dejándolo en una situación ruinosa tras su marcha, en 1812. Un siglo más tarde, el castillo fue declarado Monumento Nacional y en 1954 fue cedido al Ministerio de Agricultura por 100 años menos un día. Esto ayudó a su restauración para salvarlo de la deplorable situación en la que se encontraba.
Además, en la actualidad el castillo de Coca alberga la Escuela de Capacitación Forestal, la cual se encuentra muy solicitada por alumnos de toda España: a partir de 1958 han pasado por sus aulas 39 promociones de Capataces Forestales.
La visita al castillo de Coca es una actividad obligada para todos los amantes de la historia. Todos sus rincones, muros, decoraciones… Transportan al visitante a la época medieval, pero de una manera distinta. Tal vez sea su curiosa arquitectura o el ladrillo de su fachada, pero lo cierto es que esta fortaleza es diferente a las que estamos acostumbrados. Por eso merece tanto la pena viajar hasta el municipio segoviano y dejarse encandilar por ese ambiente tan particular.