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“De nada sirve tener pueblos bonitos si no hay gente que los disfrute”

Joven, emprendedora y amante de su pueblo por encima de todo. Así es Virginia Hernández, alcaldesa de San Pelayo.  El pasado 13 de marzo quisimos acercarnos hasta el municipio vallisoletano para que nos mostrase de primera mano cómo es un día a día en el pueblo que la vio nacer.


Virginia Hernández alcaldesa de San Pelayo
Virginia Hernández, alcaldesa de San Pelayo

Aunque ella no se considere política, el año pasado fue elegida alcaldesa por más del 80% de los votos. Desde entonces, no ha parado de proyectar nuevas ideas para mejorar la calidad de vida en San Pelayo e intentar hacerlas realidad. En unas circunstancias políticas muy peculiares, Virginia no dudó en presentarse con el partido “Toma la palabra”, de reciente creación, ya que ella participó en la génesis de dicha formación política en Valladolid.


Sin mirar demasiado hacia un futuro muy lejano, la alcaldesa de San Pelayo tiene muy claro su objetivo a corto plazo: “Que San Pelayo no se muera”. Por eso, tanto ella como Elisa Cerrillo, Teniente de Alcalde, están tomando una gran cantidad de medidas para dar movimiento al municipio: “Nosotros nos hemos puesto en la línea de generar servicios, dinamismo y actividades aunque el pueblo esté un poco más feo porque, ¿para qué queremos un calle bonita si no va a haber quien la transite?”.



Por este motivo, sus primeras decisiones han estado centradas en montar una biblioteca, acondicionar una sala de juegos, construir un nuevo bar… Y de esta manera dotar a San Pelayo de un mayor número de servicios.  Como asegura Elisa, “es una manera de perseguir entre todos esa ilusión de que el pueblo siga manteniéndose”.


Tanto Virginia como su equipo se muestran orgullosos de haber conseguido que los habitantes de San Pelayo tengan motivos para salir de casa y realizar todas las actividades que les propone el Ayuntamiento. Incluso la alcaldesa nos revelaba su medida estrella: la gimnasia, donde los más jóvenes se unen a los más veteranos para realizar ‘Zumba’. Aunque, como asegura: “La clave es que la gente quiera que funcione”. 


Desgraciadamente, para poder llevar a cabo todos los proyectos que tienen en mente, los alcaldes deben contar con un presupuesto suficiente. En el caso de San Pelayo, el Ayuntamiento se sustenta gracias a los impuestos, las subvenciones y un parque eólico, del cual reciben un pequeño porcentaje de los beneficios.


Centrándonos en la política local, la alcaldesa se posiciona a favor de la eliminación de las Diputaciones, ya que, en su opinión, se han convertido en meras transmisoras de recursos que no permiten decidir a cada municipio lo que quiere hacer con el dinero disponible: “Hay muy poca representación de órganos políticos de la Diputación de pueblos pequeños y del medio rural”. Elisa, además, añadía el temor a que la Junta de Castilla y León gestionase cualquier problemática de los pueblos pequeños. Por eso, abogan por la “comarcalización”, es decir, que los pueblos de cada comarca se gestionen sus recursos y sus necesidades.


Otro tema muy polémico es el relacionado con la red de transportes en la provincia vallisoletana. En este caso, Virginia propone la idea de ofrecer un servicio de taxis para los municipios de pocos habitantes, como es el caso de San Pelayo: “Yo creo que al plan de transportes hay que darle una vuelta de principio a fin”. Mientras que, con respecto a la cobertura que dan los medios de comunicación al ámbito rural, la alcaldesa se muestra contundente: “La prensa a nivel rural son hojas parroquiales, no existe prensa crítica”.


La alcaldesa y su equipo ya han llevado a cabo grandes medidas en los pocos meses que llevan al frente del Ayuntamiento, pero todavía tienen muchas más en mente, como construir un nuevo bar, un parque para niños (San Pelayo no dispone de este servicio tan básico para cualquier municipio), otro dedicado a los más mayores… También intentarán activar terrenos que se encontraban pendientes de construir para que lleguen familias nuevas, seguir haciendo talleres que reúnan al pueblo al menos una vez a la semana, plantar más árboles, eliminar las ruinas existentes… Todas estas medidas orientadas hacia un objetivo común: dinamizar el municipio.


Antes de irnos, recibimos una invitación muy especial: acudir a las fiestas de San Pelayo, que tendrán lugar el primer fin de semana de junio. “Es lo más importante que tiene el pueblo”, confesaba su alcaldesa. Y es que, durante estos días, la población del municipio se multiplica exponencialmente: “Somos el único pueblo de la zona que mantiene unas fiestas tan grandes para una población tan pequeña”. La fiesta, que comienza con una hoguera en la plaza de la ermita, engloba decenas de actividades desde el viernes hasta el domingo, mientras sus vecinos solo desean “que se pare el mundo”. Y es que, “a San Pelayo no se va a ver la fiesta, se va a hacer la fiesta”.


San Pelayo se ha convertido en todo un referente, al ser uno de los pocos municipios capaces de aumentar su población en los últimos meses, algo muy difícil en la actualidad. Por eso, todos miran con lupa las medidas que han tomado la alcaldesa y su equipo al frente del Ayuntamiento. Tras haber compartido unos minutos junto a Virginia y Elisa, hemos sacado en claro que su fórmula reside en tener mucha ilusión y saber transmitírsela a los vecinos. Además de conservar el deseo y la esperanza de ver a su pueblo crecer y hacer todo lo posible por conseguirlo.

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