1. Inmerso en la más profunda Tierra de Pinares, en una llanura pinariega surcada por los ríos Cega, Pirón y Eresma, entre las provincia de Valladolid y Segovia, cuenta con cerca de 7000 habitantes en la actualidad, cifra que se ha ido agrandando durante los últimos cincuenta años.
2. Sitúa y comienza su historia en torno al año 1800 a.C. y debió de ser la antigua Ipsca o Contributa Ipcense. A lo largo de su historia también fue un campamento militar romano y lugar de retiro para sus milicias.
3. Fue devastada y repoblada durante la invasión musulmana hasta la definitiva reconquista cristiana en el siglo XI, hecho que dejó su huella en el patrimonio religioso de la villa ilustre, con la Iglesia románico-mudéjar de Santa María de finales del Siglo XIII, declarada monumento nacional. También importante es la Iglesia de San Miguel, con un único ábside conservado de estilo románico del tercer cuarto del siglo XI.
4. Es una de las muchas villas ornamentadas en lo alto de un cerro con un Castillo. Gótico del siglo XV, aunque se asienta sobre unas ruinas del siglo XIII, fue fortaleza militar aprovechando su estratégico enclave. Destaca su Torre del Homenaje de planta pentagonal con contrafuertes circulares. Desde la cima del alcor se dispone un mirador natural donde contemplar los tejados de la villa y las boscosas vistas de la comarca pinariega.
5. Esa situación en el corazón de los pinos, asentó la tradicional dedicación de sus habitantes al trabajo artesano de la madera de pino, ganando la fama e insignia como “La Villa de la Madera”.
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