El 23 de mayo, “Valladolid de pueblo en pueblo” se adentraba una vez más en la carretera, con un nuevo destino. Un nuevo municipio, habitantes, patrimonio, historia y cultura. Situado a 22 kilómetros, al suroeste de la provincia vallisoletana, se encuentra Villamarciel.
Tras la entrevista con la alcaldesa del municipio, Begoña Vicente Errasti, salimos del Ayuntamiento dispuestos a callejear por el pueblo. Unos vecinos del municipio nos contaron que en su campo se siembra principalmente maíz, remolacha, alfalfa y cereal. En la actualidad, también siembran espinacas, guisantes y alubias verdes que posteriormente son vendidas a grandes cadenas de distribución de productos congelados.
Villamarciel se encuentra en plena ribera del río Duero. Curiosamente, dos siglos antes de Cristo, tenía un vado por el que pasaban los romanos para luchar con los vacceos. Ya en el interior del municipio, debemos destacar la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves. El edificio y la Torre datadas por primera vez en 1345, están construidas en ladrillo. Desgraciadamente, ambas han tenido mala suerte porque o se cayeron o se quemaron.
El municipio cuenta también con una salina medieval, una fuente medieval y unos lavaderos del principio del siglo XX. Además, es digno de mencionar un edificio propiedad de la Confederación inaugurado en 1930. Era utilizado para albergar la maquinaria que elevaba el agua al río Duero sin necesidad de otro sistema, se conserva en perfectas condiciones.
En su campo se libró la Batalla de Simancas los días 5 y 6 de agosto de 939. Esto dio lugar a la fiesta de la parroquia de Villamarciel, que se celebra el día 5 de agosto, festividad de Nuestra Señora de las Nieves. La otra fiesta que celebra el municipio son en honor a San Felipe y Santiago el Menor, los días 1, 2 y 3 de mayo.
Acudir hasta Villamarciel, nos hizo darnos cuenta a cada uno de nosotros, que cualquier municipio, por pequeño que sea, siempre tiene algo que escuchar, ver y contar…
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